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García Lorca convierte el lenguaje metafórico
en un poderoso y original recurso expresivo: símiles y metáforas
de altísima calidad estética se desparraman por toda su
obra -lírica y dramática- y justifican sobradamente estas
palabras del propio poeta: "Sólo la metáfora puede dar una
suerte de eternidad al estilo"; o estas otras: "El poema que no está
vestido no es poema, como el mármol que no está labrado
no es estatua".
Recuérdese, por ejemplo, en el romance "La casada infiel" -incluido
en el Romancero gitano-, cómo García Lorca describe
la sensualidad del cuerpo femenino desnudo. Las impresiones táctiles
y visuales que el cutis de la amante causan en el gitano se expresan con
estos sugestivos versos (28-31 del poema>: Ni nardos ni caracolas /
tienen el cutis tan fino, / ni los cristales con luna / relumbran con
ese brillo.; es decir, que la suavidad de la piel de la amante sobrepasa
la de las aromáticas flores blancas de los nardos y la del nacarado
de las caracolas, y su luminosidad es superior a la de los cristales bañados
por la luz nocturna de la luna.
O, por citar otro conocido ejemplo, adviértase cómo García
Lorca pone a prueba la expresividad del lenguaje con estos versos (del
"Romance sonámbulo", perteneciente, también al Romancero
gitano; versos 17-20) en los que predomina la ambiguedad de sentido de
las palabras, su valor connotativo: La higuera frota su viento / con
la lija de sus ramas, / y el monte, gato garduño, / eriza sus pitas
agrias. García Lorca ha pretendido transmitirnos en estos versos
la sensación de pánico que experimenta la naturaleza toda
-ante trágicos acontecimientos inminentes-; y para ello ha recurrido
a un lenguaje tan irracional como poético: el viento, al sacudir
las ramas de la higuera, se hace áspero y duro como éstas;
y el monte, como un gato aterrorizado, eriza sus más espinosas
plantas, las pitas.
Así es, en definitiva, el arte de García Lorca:
efectos coloristas y sensoriales, constantes transposiciones metafóricas
y, sobre todo, un tremendo esfuerzo por lograr la perfección formal
de los poemas: "<. . .> si es verdad que soy poeta por la gracia de
Dios ... .>, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica
y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema."
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