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Federico Garcia Lorca nació en Fuentevaqueros
(Granada), en 1898; y murió asesinado en Víznar (Granada),
víctima de la violencia del 36, en agosto de ese mismo año.
Es la suya una personalidad extraordinariamente dotada para el arte: musicólogo
-recopiló y armonizó canciones tradicionales-, dibujante,
director teatral -fundó el grupo teatral "La barraca", para el
que adaptó obras de nuestro teatro clásico-, excepcional
recitador...; pero, ante todo, poeta de gran inspiración y profundo
conocimiento de la técnica literaria. García Lorca el poeta
contemporáneo que ha logrado mayor universalidad; y aunque su fama
se daba, a veces, a razones extraliterarias, lo cierto es que sus magníficos
y bellos poemas justifican sobradamente esa popularidad.
En sus primeras obras -Libro de poemas, Canciones-se advierte ya
un personalisimo empleo de la metáfora y una atracción por
los motivos folclóricos y tradicionales, así como ciertos
ecos vanguardistas. Obra fundamental de esta primera época -aunque
publicada en 1931- es el Poema del cante jondo, cuyo núcleo
central lo constituye el profundo dramatismo de la canción andaluza,
sobre la que García Lorca ha proyectado su dolor de vivir.
En 1928 se publica el Romancero gitano, obra compuesta por 18 poemas,
en la que se hallan fundidos los motivos populares andaluces y la técnica
ultraista más refinada, el romance tradiciobnal -si bien mezclando
lo narrativo con lo lírico- y la capacidad metafórica más
insólita. <El Romancero gitano en modo alguno es una
andaluzada folclórica. A este respecto, escribe García Lorca:
"El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía,
y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elemental, lo más
profundo, más aristocrático de mi país, lo más
representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto
de la verdad andaluza universal."; un libro que su autor define como "antipintoresco,
antifolclórico, antiflamenco, donde no hay ni una chaquetilla corta,
ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta.", y en
el que los gitanos aparecen como depositarios de la mejor tradición
andaluza.> La visión del mundo andaluz que ofrece García
Lorca en esta obra está cargada de patetismo: en el Romancero
gitano "hay un solo personaje -dijo el propio autor-, que es la pena
que se filtra por el tuétano de los huesos"; y basta con leer,
por ejemplo, el "Romance de la pena negra o el "Romance sonámbulo"
para comprobar el tono patético de una obra que, estilizando los
elementos populares a través de unas imágenes de brillante
colorido y musicalidad, alcanza una enorme calidad poética.
Intensa fuerza dramática tiene también el Llanto por
Ignacio Sánchez Mejías (1935>; larga elegía dividida
en cuatro partes, en honor y recuerdo del famoso torero muerto en agosto
de 1934 en la plaza de Manzanares; poema en el que de nuevo se funden
los elementos populares y tradicionales con los cultos y vanguardistas.
De 1935 es, asimismo, Poeta en Nueva York, libro en el que García
Lorca adopta la técnica surrealista
-el versículo, la imagen alucinante...- para expresar su agrio
desdén por la civilización moderna de Norteamérica,
deshumanizada y promotora de injusticias sociales. El diván
de Tamarit y Sonetos del amor oscuro -de los que se conservan once-
completan su obra lírica.
García Lorca es, además, un dramaturgo excepcional. Su primer
éxito teatral lo consiguió en 1927, con Mariana Pineda;
obra a la que siguieron La zapatera prodigiosa (1930), Bodas de sangre
(1933), Yerma y La casa de Bernarda Alba (1936), por citar sólo
sus obras de mayor interés. En todas ellas hay extraordinarios
pasaje líricos y una intensa fuerza dramática que confiere
a los personajes, ambientes y conflictos una innegable dimensión
real.
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