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En carta a Fernando Vela escrita en Valladolid el Viernes
Santo de 1926, Jorge Guillén expone algunas de sus ideas sobre
lo que llamaríamos su poética, en un tiempo la década
que va de 1920 a 1930 en el que publican parte de su obra los escritores
de la que sería la Generación del 27. Guillén se muestra
partidario de una "poesía bastante pura, ma non troppo <pero
no demasiado>", del "poema con poesía y otras cosas humanas".
Leamos algunas de sus palabras:
"No hay más poesía que la realizada en el poema, y de ningún
modo puede oponerse al poema un estado inefable que se corrompe al realizarse
y que por milagro atraviesa el cuerpo poemático. <. . .> Poesía
pura es matemática y es química y nada más.
<. . > Poesía pura es todo lo que permanece en el poema después
de haber eliminado todo lo que no es poesía. Pura es igual a simple,
químicamente. Lo cual implica una definición esencial. <...>
Cabe la fabricación -la creación- de un poema compuesto únicamente
de elementos poéticos en todo el rigor del análisis:
poesía poética, poesía pura poesía
simple prefiero yo. <. . .> Como a lo puro lo llamo simple,
me decido resueltamente por la poesía compuesta, compleja, por el poema
con poesía y otras cosas humanas. En suma, una poesía bastante
pura, ma non troppo, si se toma como unidad de comparación el elemento
en todo su inhumano o sobrehumano rigor posible, teórico. Prácticamente,
con referencia a la poesía realista, o con fines sentimentales, ideológicos,
morales, corriente en el mercado, esta poesía bastante pura
resulta todavía, ¡ay!, demasiado inhumana, demasiado irrespirable
y demasiado aburrida".
La lengua poética de Guillén se caracteriza por su extraordinaria
concisión. Atento sólo a lo esencial, elimina, por innecesarios,
elementos decorativos música, color..., y hace gala de
una extremada economía expresiva, de forma que su poesía, convertida
en pura emoción lírica, adquiere tal densidad, que su lectura
resulta difícil en no pocas ocasiones.
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