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La poesía
desarraigada |
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Los
Contadores de estrellas (Ciclo I Primaria) |
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CICLO III PRIMARIA
Dámaso
Alonso. Poemas
puros. Poemillas de la ciudad.
"Calle del arrabal" es una magnífica descripción costumbrista de una barriada humilde de cualquier núcleo rural. Dámaso traza con magistrales pinceladas los matices multisensoriales más frecuentes en la mayoría de las poblaciones que se extienden por toda nuestra geografía. Y lo asombroso es que, habiéndose escrito este poema a principios de siglo, conserva una frescura y una actualidad casi absoluta: ropa tendida en las ventanas, niñas jugando y peinándose en la calle, estudiantes recitando la lección (desgraciadamente en muchas de nuestras escuelas se siguen empleando métodos obsoletos), campanas que marcan las horas, vendedores ambulantes paseando su mercancía... Hablábamos de matices multisensoriales porque por todo el poema podemos descubrir impresiones sensitivas de diversa naturaleza: sonidos (Cantan / los chicos de una escuela la lección. / Las once dan), imágenes (las sábanas goteantes, las casas alineadas, el agua del arroyo, las niñas peinándose...), olores (el aroma de las naranjas)... Pero no es una estampa plana, no estamos ante una naturaleza muerta porque el texto mana vitalidad y movimiento por los cuatro costados, una movilidad que se contagia a todos los elementos -animados e inanimados- que asoman en cada verso. Las casas esperan que de un momento a otro / la Primavera pasará. El corazón de las sábanas parece palpitar con la savia del agua que corre por su tejido. Las ventanas cobran vida y contemplan risueñas los divertidos juegos en los que se encuentran enfrascados el viento y el sol. Y en la misma calle hay las niñas bonitas/ que se peinan al aire libre. Incluso los sufridos estudiantes rompen el silencio del aula con sus monocordes cantos escolares. Tampoco podían permanecer inmóviles las campanas de la iglesia y se suman al trasiego general regalando a los presentes sus contundentes y tradicionales latidos. El agua del arroyo fluye animada acompañando al pobre viejo que a la vez que empuja su carrito de naranjas arrastra el peso de su historia y su maltrecha anatomía. Conviene subrayar un detalle aparentemente menor y que nos parece impresionante. Algunos versos están ubicados de un modo extraño que podría recordar la poesía ultraísta tan presente en muchos de los coetáneos de Dámaso Alonso. Pero no debemos realizar una lectura superficial pensando que se trata únicamente de un capricho del autor o de simples cuestiones estéticas. Consideramos que la ubicación irregular de esos versos encierra nítidas intenciones comunicativas, son un elemento semántico más. Vamos a analizarlo detenidamente. La primera "anarquía topográfica" la aporta el brevísimo verso "las sábanas" y con dicha ubicación Dámaso nos está dando dos mensajes: en el verso anterior -la Primavera pasará- el poeta nos habla del paso del tiempo y ¡qué mejor manera de expresarlo que obligando al lector a deslizar sus ojos por el espacio en blanco que sitúa debajo hasta llegar a "las sábanas"! De igual recurso parece servirse si enlazamos el verso de la ropa de cama con el siguiente: ¡da la sensación de que el espacio en blanco que abre el verso nos invita a imaginar toda la extensión de la cuerda en la que descansan las blancas telas! Y en el juego del sol y el viento en las sábanas podemos descubrir intenciones que van más allá del deseo del autor de crear una imagen poética sugerente: debemos imaginar una fría mañana soleada en la que los rayos solares no terminan de hacer su efecto secante sobre la ropa tendida porque el viento se empeña en revolverla para que esquive el caluroso abrazo que proviene del cielo. |
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