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La
exuberante belleza del lenguaje poético de Vicente Aleixandre
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Ciclo I Primaria |
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Ciclo III Primaria |
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La hermanilla Tenía la naricilla respingona, y era
menuda. Historia del corazón.
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Es este uno de los poemas más optimistas y alegres de Historia del corazón porque aunque tiene un tono evocador que podría provocar la melancolía no sólo del autor sino también del lector -trasladado a sus propios recuerdos de infancia-, es resuelto con desparpajo, emoción y regocijo. No en vano está rememorando momentos felices de su infancia malagueña, una etapa que -como él mismo recuerda en algunos poemas de Sombra del paraíso- estuvo llena de días luminosos, rebosantes de juegos, alegría y aventuras fantásticas en compañía de otros niños. Y tal vez porque una de sus compañeras de juego en aquellos días dichosos fue su hermana Concha, a ella podemos descubrir agazapada tras esta "hermanilla" medio misteriosa, medio zalamera. Con unas pocas pinceladas nos hace su descripción física: "tenía la naricilla respingona, y era menuda", un retrato preciso y suficiente porque los dos adjetivos que emplea son certeros; todos nos estamos imaginando a una niña deliciosa, con carita acaramelada, con mirada de ángel diminuto y revoltoso y con un cuerpo frágil en su contextura, pero derrochador de energía. El modo en que describe el juego entre la niña y el mar semeja técnicas narrativas casi cinematográficas: resulta chispeante, atrevido, vertiginoso; es como si el objetivo de la cámara se hubiera vuelto loco y se acercara y alejara a gran velocidad para aumentar la sensación de movimiento, acción y aventura. Esta sensación es subrayada por el uso de la yuxtaposición que aporta un tono sincopado, de gran poder emotivo e insinuante: "Como si las olas la hubieran acercado a la
orilla, Aunque algunos versos son largos, la subordinación casi no existe; las frases son simples y cortas y ponen el énfasis en subrayar las cualidades esenciales del ser y de las cosas y en destacar la acción. Destacar también que los nexos desaparecen en favor de la valorización del punto que en varias ocasiones interrumpe un versículo demasiado largo. Y abre casi una tercera parte de los versos con la conjunción "y" como sustitución del punto. Hay un doble juego temporal en el poema: por un lado se recuerdan -haciéndolos presente- los momento pasados junto a aquella chiquilla a la orilla del Mediterráneo; pero en la segunda estrofa parece como si Aleixandre volviera al presente y le rogara a su interlocutora que evocara cómo él le pedía -"dime, dime"- que le explicara los secretos del fondo del mar y ella traviesuela rechazaba su curiosidad volviéndose a entregar, sumisa y satisfecha, a su amante marino. Hasta el título del poema irradia ternura, calidez, afecto: nos está presentando las fogosas aventuras de su queridísima "hermanilla" y en ese diminutivo viaja todo su amor fraternal. Y es tierno y conmovedor el modo en que el poeta trae a su memoria "¡cómo le gustaba correr por la arena!", cómo la define "como un préstamo de las olas". Y el lirismo alcanza su cénit cuando dibuja el momento más intenso de aquel recuerdo: "Rodaba luego con la onda sobre la arena y se reía, risa de niña en la risa del mar", colocando la guinda expresiva y conceptual haciéndonos partícipes del más extraordinario secreto: su hermana era una criatura "recién salid de las valvas de nácar" de alguna concha excepcional. |
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