La exuberante belleza del lenguaje poético de Vicente Aleixandre
Poética, valoración global de la obra y significación

Como otros poetas de su Generación, Aleixandre niega la existencia de un lenguaje poético por sí mismo: "No hay palabras feas o bonitas en la poesía; no hay más que palabras vivas y palabras muertas". Y su continua preocupación será situar cada palabra -bonita o fea- allí donde aparezca como necesaria: "Toda palabra es poética si necesaria, quiero decir imantada en el acto de la creación fiel. Dentro del poema, cuando (sea) justa, ¡cómo brillará con la luz inconfundible de la creación!"

Para Aleixandre, la poesía, más que belleza, es comunicación: "En todas las etapas de su existir -escribe-, el poeta se ha hallado convicto de que la poesía no es cuestión de fealdad o hermosura, sino de mudez o comunicación. A través de la poesía pasa prístino el latido vital que la ha hecho posible, y en este poder de transmisión quizá esté el único secreto de la poesía, que cada vez lo he ido sintiendo más firmemente: no consiste tanto en ofrecer belleza, cuanto en alcanzar propagación, comunicación profunda del alma de los hombres". No es extraño, por tanto, que Aleixandre haya llegado a formular esta definición del poeta: "una conciencia puesta en pie, hasta el fin".
La lengua poética de Aleixandre se caracteriza por su riqueza verbal, que se manifiesta a través de grandiosas metáforas -sólo Pablo Neruda puede comparársele en la creación de imágenes cósmicas-. El verso libre amplio -dramático unas veces, reposado otras, pero siempre majestuoso- es el cauce predilecto del poeta. Juzgada en conjunto su obra poética, el lector no sabe qué admirar más: si la plenitud del lenguaje poético o la inmensa entereza humana del poeta.
Aleixandre manifestó, en cierta ocasión, que aspiraba a merecer este juicio (que hemos de despojar de las expresiones atenuadoras, producto de un exquisito pudor): "En su tiempo no quedó del todo al margen de la corriente viva de la poesía: había enlazado con un ayer y no había sido materia interruptora para el mañana". Desde luego, Aleixandre ha logrado no sólo que sus aspiraciones se hayan visto colmadas -pues por su indiscutible calidad humana ha ejercido una influencia considerable sobre las nuevas generaciones poéticas que, al término de la Guerra Civil, buscaban orientación-, sino también que se le considere, además de como una de las mayores figuras de la Generación del 27, como uno de nuestros grandes poetas
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