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Madrid.
M.GIRON
Estas son algunas
de las conclusiones del documento “Aprender y enseñar en la cultura digital”,
elaborado por la investigadora Inés Dussel, y discutido en el VIII Foro
Latinoamericano de Educación, celebrado recientemente en Buenos Aires.
Este encuentro, organizado por la Fundación Santillana y la OEI, ha sido
seguido por más de 200 especialistas interesados en el papel de las nuevas
tecnologías en la educación.
“No se trata
solo de la utilización de ordenadores en las aulas, sino también del papel
de otros elementos, como el teléfono móvil, del que disponen muchos chicos
en las aulas, y que permite, por ejemplo, grabar parte de una clase”,
asegura Dussel. “Muchos profesores –explica- dan por sentado que van a
ser grabados”.
La conferencia
inaugural fue pronunciada por el filósofo y experto en nuevas tecnologías
Nicholas Burbules, profesor de Política Educacional de la Universidad
de Illinois, quien sostuvo que las TIC no son herramientas, porque son
capaces de cambiar la manera de vivir y de ver el mundo. Son estructuras
de cambio. No cree, sin embargo, que puedan resolver los problemas que
plantea la educación en todo el mundo. “No soy determinista tecnológico
ni tengo una concepción heroica de la tecnología”, afirmó en su intervención.
Relación
recíproca
Para
Burbules, es importante comprender que la enseñanza no es una técnica
ni la educación algo puramente instrumental. La enseñanza se produce gracias
a una relación entre quien enseña y quien aprende, una relación recíproca.
Enseñar en crear condiciones, métodos y posibilidades de aprendizaje.
El profesor
estadounidense insistió en la característica fundamental del aprendizaje
relacionado con las nuevas tecnologías, que es su ubicuidad. Las TIC refuerzan
el concepto de aprendizaje, que ya no se produce sólo en la escuela, sino
que es más ubicuo. El rol del profesor y de la escuela cambia: cada vez
es menor su función de control y mayor su papel como igualador de oportunidades.
Durante las
jornadas, el ministro argentino de Educación, Alberto Sileoni, explicó
el programa Conectar Igualdad, que lleva a cabo su Gobierno y que distribuye
ordenadores entre los estudiantes como elemento de igualdad social. Sileoni
aclaró que esas políticas son posibles gracias a la disponibilidad de
fondos de inversión. En Argentina, por ejemplo, dicho programa no se financia
con el presupuesto del Ministerio de Educación, sino a través de la Administración
Nacional de la Seguridad Social.
Sin
vuelta atrás
Lo
que, según el documento del encuentro, queda fuera de toda duda es que
“la presencia de las nuevas tecnologías en las aulas ya no tiene vuelta
atrás”. La mayoría de los docentes usa ya ordenadores, aunque solo una
pequeña parte ha recibido adiestramiento sobre su uso en el aula o su
aportación en el sistema educativo. Los expertos entienden que lo importante
ahora es interpretar correctamente las posibilidades y las ventajas que
abre la tecnología digital, así como sus eventuales peligros.
Por otra parte,
el documento también señala que muchos de los problemas son los mismos
que pueden observarse en relación con la enseñanza más general, como por
ejemplo la fragmentación y la desigualdad del sistema educativo o la falta
de relevancia de contenidos y estrategias cognitivas. También se observan
dificultades en lo referente a enseñar cosas complejas y el desplazamiento
de las funciones pedagógicas hacia otras de corte socializador.
En este encuentro
también participó Oscar Becerra, director de Tecnologías Educativas de
Perú, quien comentó que los alumnos aprenden según su interés por un determinado
tema y que muchos de los aprendizajes se hacen fuera del aula. También
expresó que sin Internet la tecnología no tiene el mismo valor y que no
puede cobrar lo mismo un docente que está inmerso en el cambio y que se
capacita que aquel que no lo hace.
Por su parte,
Luis Garibaldi, Director de Educación de Uruguay hizo hincapié en que
las diferencias sociales no disminuyeron sino que se hicieron más profundas.
En este sentido considera que en su país no existe brecha de acceso a
las TICs pero si de acceso al conocimiento. También señaló que es hora
de producir contenidos propios para América Latina y no traducir textos
en inglés.
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