Heredero del Museo del Libro, proyecto estrella de la Biblioteca Nacional, tarjeta valedora del quehacer colectivo del conjunto de su institución y, sin duda, especial regalo al ciudadano amigo de leer y conocer: el nuevo Museo de la Biblioteca Nacional emprende su vuelo acercando a todos el expandido mundo de la edición.

El nuevo Museo de la Biblioteca Nacional refleja el simbiótico camino

de la expresión escrita al tiempo que recuerda
su historia como institución

Madrid. JULIA FERNÁNDEZ
“El que no sabe escribir piensa que no cuesta nada, pero es un trabajo ímprobo, que quita luz a los ojos, encorva el dorso, mortifica el vientre y las costillas, da dolor a los riñones y engendra cansancio en todo el cuerpo”, nos dice Florencio, ilustrador del siglo X, como preámbulo   a  la  sala   en  la  que  se  recogen

distintos procesos de materialización de la escritura y la divulgación; reflexión sentida del que comprendiéndose con una misión especial recuerda a la sociedad que es una tarea que se realiza con esfuerzo; síntesis curiosa del mensaje que este nuevo Museo de la Biblioteca Nacional trae al ciudadano que va olvidando con cuánto interés y trabajo conjunto se ha construido el momento extraordinario de la edición actual, del libro y de su sede nacional: celebración del logro y reconocimiento de la singular Historia.

Ejemplar dedicación

“Este Museo es uno de los proyectos más importantes para Cultura en esta legislatura. Hemos querido contar lo que significa la Biblioteca Nacional; sus fondos, sus temas, sus tres siglos de historia o la diversidad de sus documentos”, declaraba la ministra Carmen Calvo cuando, dos años después de iniciar las obras y tras una inversión de más de millón de euros, hace unas semanas abría sus puertas el nuevo Museo de la Biblioteca Nacional. Nuevas salas, ampliación a 1.400 metros cuadrados –de los cuales 645 están dedicados a talleres y actividades-, contenido del Museo del Libro, extensión a las nuevas tecnologías, vocación didáctica y fórmulas interactivas y un resumen del qué, cómo y cuándo se ha recogido en una institución centrada en el guardar y auspiciar nuestra lengua. Una infraestructura que viene a completar la propuesta cultural que en estos últimos tiempos está significando esta Biblioteca Nacional que se quiere orientada a un público amplio, de familias, jóvenes y niños además del que habitualmente pueblan sus salas: una zona de acogida para aquellos que quieren saber sobre soportes del conocimiento y sobre el papel de las bibliotecas en la sociedad.

Memoria del saber

Pinturas de Altamira realizadas hace 15.000 años –“las decoraciones rupestres pueden considerarse como una primera muestra de registro de la información, que se servía de la piedra como soporte y de la incisión y la pintura como técnicas-; Ladrillos de arcilla con escritura cuneiforme del 3000 a.C. –“los libros más antiguos que se conocen son de arcilla en forma de tabletas. Al principio como instrumento se utilizó una astilla de caña puntiaguda, y lo escrito tenía forma de cuña, de ahí la palabra cuneiforme”-; Vasija globular con asa de estribo, de entre el 100 a. C. y el 700 d. C. –“Algunos grupos culturales han plasmado en diversos objetos, como tejidos o piezas de cerámica, símbolos con contenido informativo que proporcionan información sobre su vida, sociedad y creencias”-; Tabla escolar árabe en madera –Tanto la corteza como la madera de los árboles han sido utilizadas como soporte de escritura. Y la palabra códice parece derivar del latín caudex, tronco-; Bolígrafo –“Consta de un tubo de tinta especial en su interior y de una bolita metálica en la punta, que gira libremente. Al bajar la tinta impregna la esfera giratoria que, al deslizarse sobre el papel, deja el rastro de la tinta. Inventado por Ladislao Biro, el primer bolígrafo se patentó en Hungría, en 1938. El barón francés Marcel Bich compró la patente y comenzó a fabricar el Bic en 1953- y CD –“Soporte digital óptico, desarrollado y comercializado desde la década de los ochenta del Siglo XX, utilizado para almacenar cualquier tipo de información de audio, vídeo y documentos-: Escalones de la forma en que el ser humano a través del tiempo ha ido registrando su memoria cultural y que son en esta nueva historia del libro ejemplos que ayudan a entender mejor el extraordinario, complejo y diversificado trayecto que se ha debido atravesar.

Maqueta interactiva

El acercamiento a la institución, a sus tres siglos de historia y a su labor cotidiana de protectora y divulgadora de la cultura impresa, es el primer sitio que esta configuración estrenada del Museo propone al visitante que es recibido con una maqueta interactiva del Palacio de la Biblioteca y Museos nacionales que permite ubicar y visualizar las salas de lectura y otras zonas, como depósitos de libros, laboratorios y Sala del Patronato, que no son de acceso público. Es la primera sala de un recorrido de ocho en las que se van desglosando El día a día en la Biblioteca Nacional (una síntesis gráfica y didáctica del trabajo cotidiano de los profesionales de la Biblioteca Nacional que inicia al visitante en los conceptos fundamentales del proceso técnico y la gestión y difusión de las colecciones); La escritura y los soportes de la comunicación (con una selección de piezas que relatan el sinfín de sistemas y técnicas de escritura ingeniados por el ser humano a través de la historia) ; El templo de las Musas (sala medular del Museo que alberga 25 originales emblemáticos de la Biblioteca, que se irán sustituyendo cada tres meses); Memoria del saber (con reproducciones facsimilares y objetos artísticos de las colecciones de esta institución: desde el códice de Metz hasta Internet, pasando por los incunables); Talleres y café literario (dedicada al estudio y con funciones de laboratorio de artes gráficas, literatura y música); Aula Quijote (en la que los visitantes pueden profundizar en el personaje de Cervantes a través juegos, bibliografía y audiovisuales) y Espacio-Museo (dedicado a conferencias, teatro, títeres, cuentacuentos, conciertos y proyecciones para todo tipo de actividades y públicos). Una propuesta compleja, rica, dinámica, democrática y asumida expresamente como fundamental en la nueva significación que la Biblioteca Nacional quiere tener para esta sociedad.

 

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