En la presente colaboración, su autor, coordinador del Taller de Experiencias Educativas-REDES, explora y analiza el deseable aprovechamiento de las experiencias educativas de diversa
índole desarrolladas en el ámbito de la enseñanza desde iniciativas y prácticas protagonizadas por grupos de profesores, cuya labor se expone y pone a disposición del resto
de compañeros y centros merced a las amplias posibilidades de intercomunicación hoy existentes.

Buenas prácticas educativas
y procesos de mejora escolar

Francisco Javier Esperanza
Coordinador del “Taller de Experiencias Educativas-REDES”

ONSULTANDO  la  bibliografía

sobre los procesos de adaptación de la escuela a los tiempos cambiantes de nuestra sociedad de la información, la tecnología y la globalización nos encontramos con una característica qué parece común a todos (al menos a  la mayoría) de los países que desde la década de los 70 comenzaron a reformar su legislación educativa.
Obviamente, lo que se pretendía en todos los casos era acoplar exitosamente la escuela a los nuevos requerimientos sociales. El resultado en la mayor parte de los países se saldó con un fracaso más o menos estrepitoso o, cuanto menos, un cambio insuficiente. Se había vuelto a “hacer calles demasiado estrechas” para albergar tanto “tráfico”. Y esto no sólo por problemas de falta de financiación, que también los hubo, sino por fallos estructurales así como defectos de planteamiento y fundamentación.
Las Reformas no se hacen desde arriba. Lo escrito en los boletines oficiales no tiene porque tener una traducción simultánea en las acciones concretas de los centros educativos, que continúan, en la mayor parte de los casos, ajenos al fondo de los cambios propuestos: ¿por inercia?. No solamente por inercia. El cambio que conduce a la mejora de los procesos educativos no parte del cambio de las líneas maestras de la política educativa sino que viene precedido de una serie de fenómenos que se desarrollan desde y para el propio centro educativo. Es decir, el centro educativo es la Unidad de Mejora Educativa. A partir de ahí,  podremos entender mucho mejor todos los fenómenos de innovación que hoy en día,  proliferan por toda la geografía de nuestro país, ajenos muchos de ellos a iniciativas estrictamente institucionales, y que en muchas ocasiones culminan, o se desarrollan con un más que notable éxito.
De ahí, qué desde hace algunos años la atención de los profesionales de la educación se haya desplazado desde las teorías pedagógicas hacia las llamadas buenas prácticas educativas, es decir, experiencias de éxito desarrolladas en uno o varios centros.
A partir del conocimiento de esas prácticas, el profesorado innovador toma de cada una lo que más se puede aplicar a las características únicas e intransferibles que definen el perfil singular de su propio colegio o instituto.

Aprovechamiento de experiencias ajenas

No se trata por tanto de aplicar miméticamente la experiencia de tal o cual centro, sino de que, partiendo de un cuidadoso análisis de las condiciones actuales del propio, se proceda a aprovechar/utilizar las experiencias ya realizadas (éxitos y fracasos) para poner en práctica los primeros y no repetir los pasos que condujeron a los segundos.
Este fenómeno que así explicado podía ser digno de Perogrullo es, sin embargo, un proceso que se afianza desde hace relativamente poco tiempo como método de trabajo, y esto por varias razones:

  • Por el desencanto producido por la forma tradicional de trabajar sobre la base de seguir escrupulosamente las instrucciones y demás legislación innovadora-reformadora que adolece de un defecto fundamental: el pretender servir para solucionar los problemas de: la escuela rural, de la urbana, de la pública, de la privada, de aquella que tiene mayoritariamente alumnado de origen multiétnico, de la que no, de aquellos centros que presentan una considerable movilidad de plantillas, de aquellos que cuentan con la inestimable ayuda de las familias del alumnado...
    No vamos a negar, sin embargo, los esfuerzos de muchas Administraciones Educativas por adaptar la Normativa a todos estos parámetros, pero... la legislación NUNCA podrá contemplar cada centro cómo una entidad única e irrepetible. Y eso, cómo veremos,  es imprescindible para sentar las bases de un éxito en los procesos de mejora:

  • Por la enorme variabilidad de las condiciones que nos ofrecen las experiencias en centros, permitiendo de este modo la confección y/o adaptación de soluciones parecidas a las que nuestras condiciones concretas requieren.

  • Por la riqueza que proporciona la creatividad que se desarrolla al calor de las iniciativas que parten del trabajo colaborativo entre profesionales con la misma problemática que deciden ponerse “manos a la obra” sin escatimar esfuerzos y contando con la opinión de todos, sin exclusiones.

  • Por el grado de implicación y motivación que se genera por la participación activa en la solución de los problemas, al menos cuando se ven avances, aunque sean parciales, en la resolución de la problemática del centro. Tratándose de un proyecto de mejora, vivo 8en constante análisis/retroalimentación) procurando solventar cualquier punto débil o crítico que deba ser reforzado.

  • A través del apoyo, no sólo técnico, sino emocional entre el profesorado en los procesos de colaboración activa. ¡ya no es mi problema, sino nuestro problema!

  • En el caso de que se impliquen otras instancias: familias, instituciones municipales y culturales, ONG,s y otros voluntarios, las posibilidades de éxito se incrementan de forma   notable.

Conclusiones de nuestro Taller

Dentro de las conclusiones que en nuestro Taller  hemos ido extrayendo sobre las buenas prácticas o experiencias educativas me gustaría resaltar cinco especialmente:

Grupos de Intervención y Apoyo Educativos: No son otra cosa que la denominación que le damos a los grupos de trabajo colaborativo que se establecen entre los profesionales del centro sobre la base de unos objetivos comunes para la mejora de la educación. Lo ideal es que en ese Grupo esté integrado el mayor número posible de profesorado) aunque al principio no es imprescindible, el Equipo Directivo o parte de él así como otros profesionales como son el Orientador u Orientadora, Maestros de Pedagogía terapéutica (PT,s), Profesorado Técnico de Servicios a la Comunidad (PTSC), Educadores Sociales... La actuación conjunta y bien coordinada es extraordinariamente importante pues  evita duplicidades innecesarias, incrementando la eficacia.
La función de estos grupos no se limita a los aspectos de debate sobre la mejora escolar sino también se extiende a la cobertura emocional, al apoyo al profesorado que de esta manera logra romper la “soledad docente” así cómo los sentimientos negativos sobre “esto SÓLO me sucede a mí” o “quién me va a entender”... es evidente que en el caso del profesorado de nueva incorporación esta función es básica.

Autoformación del profesorado: Surge de la propia dinámica de los Grupos anteriores cuando el colectivo se encuentra con problemas que no sabe resolver. Necesita recurrir a la constitución de subgrupos de trabajo que busquen bibliografía o contacten con otros centros, de solicitud a los Centros de Profesorado de ponentes adecuados a la situación a la que se enfrentan y, en su caso, de asesores externos que orienten pero no dirijan los procesos en marcha.

Planes de acción socio-comunitaria: El origen de la problemática escolar tanto en lo referido al aprendizaje, convivencia, violencia escolar... no tiene su origen, y por tanto, su solución en el estricto marco de las aulas. La  coordinación entre el centro educativo y los recursos de su entorno es básica.
Esto permite la utilización de servicios de psicopedagogía municipales, educadores sociales, trabajadores sociales, personal sanitario, red de bibliotecas públicas, museos, entidades musicales, instalaciones deportivas e incluso,  y muy importante,  las empresas, principalmente PYME,s que pueden proporcionar experiencias prelaborales además de escolarización compartida, ambas  sumamente motivadoras para una parte importante del alumnado.

Redes de Centros que intercambian experiencias: Consisten,  ni más ni menos,  en la puesta en contacto de centros con el objetivo de compartir conocimientos y prácticas de éxito en aspectos muy variados. Hay Redes que conectan centros que llevan adelante Programas de Educación Ambiental; otras ponen en relación al alumnado de diversos centros y localidades. Existen asimismo Redes de Formación de Profesorado, de mejora de la función directiva, de elaboración de Planes de Atención a la Diversidad o convivencia escolar... etc.
Los soportes para los contactos son muy variados y oscilan desde la utilización de las infraestructuras informáticas a los encuentros mensuales, veraniegos... etc.
Hay que decir que España no es un país que tenga aún muy desarrollada esta importante modalidad de trabajo colectivo.
Actividades de puesta en común de buenas prácticas: Cada vez son más frecuentes en España y consisten en encuentros patrocinados por las administraciones educativas o entidades privadas con el fin de propiciar el debate en torno a buenas y nuevas prácticas. El éxito de estos encuentros radica, en parte, en mantener una periodicidad. Los eventos aislados sirven de bien poco. La LOE, recientemente en vigor establece la colaboración entre Administraciones educativas para el intercambio de buenas prácticas.
fco.javier.esperanza@tee-redes.org

 

La mayoría
de los cambios en la práctica que se sigue en las aulas han sido realizadas por buenos profesionales que han trabajado por conocer el modo en que sus alumnos aprendían mejor. Estos profesores han demostrado capacidad para cambiar sus métodos como resultado de una experiencia positiva”

Patrick Whithaker

arriba