Una acelerada convivencia
“Sólo está tranquilo cuando duerme” o “es un motor siempre en marcha”, podrían
ser definiciones de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Tratamiento para los hijos y entrenamiento para los padres constituyen las herramientas para afrontar este problema, que afecta a un 5% de la población escolar.

El 5% de la población infantil presenta Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Para su tratamiento de este trastorno se recomienda un método multimodal, con la intervención coordinada de neurólogos, psicólogos y psicopedagogos. (Foto: Rafael Martínez)

Madrid. ROSAURA CALLEJA
La prevalencia de niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) alcanza al 5% de la población escolar y los varones son más propensos a padecerlo que las niñas. Esta tasa, que podría considerarse baja, se traduce en un alumno por aula, con las consecuencias que conlleva para una normal convivencia en el ámbito escolar y familiar. Inquietud, problemas de atención y concentración e impulsividad son algunos de los síntomas que presentan los escolares afectados por el TDAH. Los expertos coinciden en atribuir el origen de este trastorno a un conjunto de factores neurológicos, genéticos y ambientales. Para su tratamiento recomiendan un método multimodal, con la intervención coordinada de neurólogos, psicólogos y psicopedagogos, además de un apoyo farmacológico. A pesar de que los síntomas de TDAH puedan atenuarse e incluso desaparecer a lo largo de los años, entre un 50 y un 80% de los afectados presentarán algunos  en la edad adulta.

Síntomas precoces

Un niño que no para quieto, permanentemente despistado, en apariencia sordo, porque no escucha, provoca un conflicto en las relaciones familiares y sociales. Según María Jesús Mardomingo, jefa de la Sección de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, la tercera parte de las madres de niños afectados por TDAH aseguran que los problemas empiezan en los primeros años de vida. “No se echó a andar, sino a correr y nosotros no hemos parado de seguirle desde entonces”, reconoce una de las madres. En algunos casos, afirman que durante la etapa intrauterina, ya percibían una inquietud anormal. Irritabilidad, trastornos en la alimentación y el sueño desencadenan una falta de armonía en la relación madre-hijo, por lo que ella sufre las consecuencias y desarrolla ansiedad, frustración o sentimientos de culpa.

Diversos factores

“No se entretiene con nada”, “sólo está tranquilo cuando duerme”, son algunas de las quejas que transmiten los padres cuando acuden a la consulta del especialista, declara Alberto Fernández Jaén, jefe de Servicio de Neuropediatría del Hospital de la Zarzuela de Madrid. En este sentido puntualiza: “hemos constatado la conjunción de factores biológicos, genéticos y ambientales, así como que se da con más frecuencia en niños que en niñas y que la sintomatología varía en función del sexo. Mientras que las niñas presentan inatención, un rasgo menos llamativo, sus compañeros varones exteriorizan impulsividad o incluso agresividad”.
Desde los primeros años de escolarización, estos alumnos perciben que el TDAH influye decisivamente en sus relaciones sociales y familiares. “Como no respetan las reglas de comportamiento, ni los turnos en los juegos, provocan el rechazo de sus compañeros. Además, no siguen las instrucciones, se distraen con estímulos irrelevantes y no recuerdan las tareas, por lo que estos alumnos manifiestan baja autoestima, inseguridad afectiva y fracaso escolar. Este sentimiento de frustración puede convertirle en un adulto inadaptado”, aclara la doctora Mardomingo.

Tratamiento multimodal

La intervención implica simultánea y coordinadamente tratamiento farmacológico, terapia cognitivo-conductual, apoyo al aprendizaje, asesoramiento a la familia y colaboración con los profesores. A pesar de la resistencia paterna a administrar medicamentos a los niños, los expertos coinciden en que la utilidad de los tratamientos farmacológicos es indiscutible y que son más las ventajas que los inconvenientes.
Según el especialista en Psiquiatría Infantil y Adolescente César Soutullo, estos tratamientos comenzaron en 1930 y han experimentado una evolución. “Actualmente se puede asegurar que la principal característica de su aplicación es que no inciden negativamente en el desarrollo. Al poder realizar una vida normal, el niño se integra en su entorno con menor esfuerzo”.
En su libro Convivir con niños y adolescentes con TDAH, aborda los distintos tratamientos como el tradicional metilfenidato o la atomoxetina, aún no comercializada en España. “El tratamiento se aplica para facilitar el desarrollo social y educacional del afectado y, en consecuencia, previene depresiones provocadas por el fracaso escolar o el consumo de alcohol y otras drogas en edades tempranas”, especifica.

Integración escolar

Para Isabel Orjales, doctora en Pedagogía y profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, el diagnóstico de TDAH es muy complejo: “hay que valorar los síntomas, determinar si se presentan en más de un entorno y desde edades tempranas, además de descartar otros trastornos”.
Esta psicopedagoga apuesta por optimizar la educación, ya que “el niño afectado provoca problemas en el aula, que afectan al profesor y a sus compañeros”. No obstante, asegura que con los apoyos adecuados estos alumnos pueden mejorar su rendimiento académico.
También se muestra partidaria de ayudarle a conocerse y a aceptarse, “debes decirle sinceramente lo que es y sus defectos”. Isabel Orjales explica a uno de sus pacientes: “la gente de la calle piensa que un niño hiperactivo es malo y tonto, pero tú y yo sabemos que no eres ni malo, ni tonto”.
“En rehabilitación, desarrollamos estrategias de compensación y fomentamos sus cualidades para paliar los déficits”, revela. Esta especialista concluye “el niño que tenía un trastorno, con dificultades de adaptación severas, en la edad adulta puede presentar estos síntomas como un rasgo de personalidad, pero no como una alteración psicopatológica”.

 

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