Numerosos expertos analizan los factores que convierten a los adolescentes en “hijos raros”
Señalan la importancia de que padres, profesores y sociedad en general compartan el mismo modelo educativo
Analizar los cambios introducidos en los actuales modelos de socialización familiar, ha sido uno de los objetivos principales del Encuentro organizado por la FAD y la Consejería de Familia de la Comunidad de Madrid, en el que han intervenido expertos en el tema, como el filósofo José Antonio Marina, y el sociólogo Javier Elzo.
Algunos expertos aconsejan a los padres no comprar vehículos a sus hijos y destinar este dinero al alquiler de un piso compartido con otros jóvenes. (Foto: Rafael Martínez)

Madrid. MARGARITA GIRON
Con el proverbio africano “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”, el filósofo y profesor de instituto, José Antonio Marina, resumió la conferencia que impartió durante el acto de apertura de la Jornada que organizó la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), sobre las relaciones entre padres e hijos.
Marina señaló que la educación no es un cometido exclusivo de padres y docentes sino una tarea de toda la sociedad civil, que debe amparar a las familias y a los profesores, y devolver el prestigio social a las madres que se dedican al cuidado de sus hijos los dos primeros años de vida.
Bajo el lema “Los ‘hijos raros’. Claves para que los padres entiendan”, numerosos expertos, entre ellos los sociólogos Javier Elzo y Carles Feixa, y el psiquiatra Eusebio Megías, han participado en este encuentro que ha tenido como objetivo analizar los cambios introducidos en los actuales modelos de socialización familiar.
En su diagnóstico de la educación actual, Marina se declaró “optimista porque soy un docente, y no hay forma de dedicarse a la educación sin optimismo”. A su entender, “a lo mejor la situación no está tan mal como pensamos, solo está diferente”, porque se ha pasado de un modelo de familia asimétrica, con el poder centrado en el padre, a unidades familiares simétricas en las que padre y madres ostentan igualdad económica y social.

Educar contra corriente

Para el filósofo, ahora los padres y los profesores se angustian porque sienten que deben educar “contra corriente”, que no educan en nombre de la sociedad, sino en contra de la misma, en contra de la televisión, en contra de Internet, y de los valores generales imperantes”. A esto hay que añadir que los padres no han recibido una preparación especial para saber educar a sus hijos, a la vez que los hijos han pasado a ser una realización personal de los padres, lejos de la utilidad económica y social que antaño tenían.
Marina propone una serie de recursos educativos que ayuden a establecer el modelo común que sigan padres, educadores y sociedad en general. Entre ellos destaca la necesidad de dotar de seguridad y afecto a los hijos; la importancia de enseñarles a resolver conflictos de convivencia y no solo ecuaciones; infundirles fortaleza, diligencia, coraje y autonomía personal; fomentar la creatividad y la solidaridad, así como el respeto y el sentido de la justicia.
Por su parte, Javier Elzo, que clausuró la jornada con la ponencia “Padres e hijos: valores de ida y vuelta”, señaló que a diferencia de otras épocas en la que los padres socializaban a los hijos, ahora asistimos a un proceso inverso, en el que los hijos socializan a los padres. Los progenitores de los adolescentes actuales son hijos de la generación de la transición, que inculcó valores de mayo de 1968, como la libertad, la no discriminación por motivos de sexo o la conciencia ecológica. Así, ahora no basta la ausencia de discriminación, sino la igualdad total de géneros en la que el sociólogo enmarca la “revolución homosexual”.

Emancipación paterna

El antropólogo Carles Feixa, destacó en la ponencia la cada vez mayor tendencia de un sector de los jóvenes a permanecer en el hogar paterno, con el consentimiento y beneplácito de los padres. Este fenómeno ha llegada a alcanzar proporciones preocupantes en sociedades como la japonesa, donde más de un 20% de los jóvenes han optado por recluirse en el domicilio de sus padres sin apenas salir de su habitación y rodeados de los últimos avances en tecnología informática y audiovisual.
“Algunos padres –explica Feixa- hacen todo lo posible para que sus hijos no se vayan de casa. A veces, incluso son ellos los que se emancipan, marchándose a la segunda vivienda que tienen fuera de la ciudad”. En este sentido, Feixa aconsejó a los padres no comprar a los hijos un coche, sino utilizar ese dinero para ayudarles a pagar el alquiler de un piso, aunque sea compartido con otros jóvenes.

 

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