MEC e IBM presentan el superordenador "Mare Nostrum"
II Encuesta sobre Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología
La ministra María Jesús San Segundo anuncia un incremento de 46 millones de euros en
los presupuestos de I+D previstos para 2005
La ministra de Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo presentó la programación de la Semana de la Ciencia y la Tecnología 2004, celebrada en toda España del 2 al 12 del presente mes, así como los resultados de la II Encuesta Nacional sobre Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, llevada a cabo por la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT).
La ministra de Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo, durante la presentación de la Semana de la Ciencia y la Tecnología. (Foto: R. Martínez)

Madrid.
La ministra de Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo, en rueda de prensa posterior a la presentación de la Semana de la Ciencia y la Tecnología 2004, el pasado día 4 de noviembre, afirmó que aprovechará el trámite parlamentario de  los  Presupuestos  Generales  del  Estado de

2005 “para aumentar las partidas presupuestarias de Ciencia y Tecnología en 46 millones de euros más”, cantidad que se añade al incremento de 90 millones de euros en la partida del MEC destinada a Investigación, Desarrollo e Innovación, ya contemplado en el anteproyecto de los presupuestos remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados.
El Ministerio de Educación y Ciencia, a través de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), promueve anualmente la Semana de la Ciencia y la Tecnología. Esta iniciativa tiene como objetivos que el gran público conozca los últimos avances y principales líneas de investigación que los científicos están desarrollando, propiciar el acceso a los espacios donde se trabaja con la ciencia y amplificar la difusión de los resultados de la investigación estimulando el interés por el saber científico. Su desarrollo corre a cargo de las Comunidades Autónomas que, entre los días 2 y 14 de noviembre, llevaron a cabo más de 2.000 actividades divulgativas, organizadas por cerca de un millar de entidades tanto públicas como privadas.
La Semana de la Ciencia y la Tecnología se celebra en el marco de la Semana Europea de la Ciencia y la Tecnología, donde la Unión Europea y los Estados miembros (representando a ministerios, CC.AA., ayuntamientos, asociaciones ciudadanas y científicas, ONGs, universidades, colegios profesionales, empresas, etc.) comparten experiencias, demostraciones y conocimientos.
Las actividades programadas han sido muy variadas, e incluían exposiciones y actividades en museos y centros especializados, jornadas de puertas abiertas, concursos, ferias, conferencias, publicaciones especiales, páginas web, etc con el objetivo de que sean percibidas como algo lúdico y festivo sin perder el necesario rigor científico.
En esta edición, el MEC ha financiado 50 proyectos de difusión y divulgación, por un montante superior a 1.300.000 euros. El espectro de las entidades adjudicatarias de estas ayudas es muy amplio, e incluye universidades, organismos públicos de investigación, centros tecnológicos, instituciones autonómicas y locales, fundaciones y sociedades científicas de casi todas las Comunidades Autónomas.
En esta edición se ha dedicado un apartado especial a conmemorar el bicentenario de la invención del telégrafo eléctrico con pila de Volta por el científico Francisco Salvà y Campillo.
La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología ha organizado en esta edición un concurso de meteorología dirigido a centros educativos de segundo ciclo de Secundaria y Bachillerato de toda España. El objeto del concurso es que estos alumnos se convirtieran durante cinco días en “hombres y mujeres del tiempo” de sus localidades de residencia. Con las mediciones recogidas a diario por los participantes, la FECYT creó un mapa interactivo de España en la página web de la Semana de la Ciencia, en el que podían consultarse los datos meteorológicos de las zonas donde estén ubicados los centros que toman parte en el concurso.

Así ven los españoles la ciencia

Con motivo de la celebración de la Semana de la Ciencia y la Tecnología se presentan los resultados de las Encuestas Nacionales sobre Percepción y Actitudes Sociales hacia la Ciencia y la Tecnología, datos con los que se pretende conocer la imagen que los ciudadanos españoles tienen de estas disciplinas.
Según las conclusiones de este estudio, por un lado, pese a que impera la opinión de que la investigación científica y tecnológica debería tratarse sólo de una prioridad más entre otras del Gobierno (el 45% de los entrevistados así lo afirma), resulta significativo que otro tercio de los españoles entrevistados (33%) crea que debería ser una de las principales prioridades del Ejecutivo. Por otro lado, y aunque una proporción significativa de personas no posea suficientes elementos de juicio como para valorar la dotación presupuestaria que actualmente se dedica a este tipo de investigación, parece imponerse nuevamente la idea de que dichos recursos son escasos, tanto en las cuentas del Gobierno central (48% vs. 10%) como en las de los Ejecutivos Autonómicos (49% vs. 9%).
La encuesta aporta otro dato que viene a confirmar la anterior valoración: existe un amplio respaldo a la idea de aumentar los mencionados recursos públicos en los próximos años (6 de cada 10 españoles consultados).
Nuevamente la investigación encargada por la FECYT y realizada por TNS-Demoscopia entre los pasados días 20 de septiembre y 15 de octubre, tenía como principal objetivo el de conocer la forma en que la sociedad española percibe los ámbitos de la Ciencia y la Tecnología. Se trataba una vez más de delimitar el marco en el que los españoles construyen sus opiniones en esos dos ámbitos.
Confirmándose en buena medida el escenario de 2002, los actuales resultados siguen demostrando que la sociedad española tiene una imagen ciertamente positiva de la Ciencia y la Tecnología, construida desde una base cierta de curiosidad (limitada eso sí) hacia lo científico y lo tecnológico, que, sin embargo, no se corresponde con la información y la formación que los ciudadanos creen poseer y recibir en este ámbito.
Esos déficits de información y conocimiento que admite la población siguen condicionando, de alguna forma, la existencia aún de antiguos estereotipos de imagen, algunos de ellos negativos, lo que no impide, empero, que se valoren de manera claramente favorable las contribuciones realizadas por la Ciencia y la Tecnología, y de sus profesionales, a nuestras sociedades.

Los médicos, los más valorados

En los resultados de la encuesta se comprueba asimismo que médicos (4,23 puntos, entre 1 y 5 de valoración) y científicos (4,01) son los grupos profesionales que, según los encuestados, más contribuirían al bienestar de las sociedades, por delante de profesores (3,84), ingenieros (3,81), informáticos (3,62), deportistas, jueces, abogados, periodistas o, por ejemplo, empresarios (con puntuaciones entre los 3,5 y los 3,2 puntos).
De hecho, médicos y científicos (85-87%) son, además, las que mayor nivel de confianza inspiran a los ciudadanos a la hora de tratar cuestiones relacionadas con la Ciencia y la Tecnología.
Los ciudadanos asocian Ciencia y Tecnología sobre todo a los valores del progreso (4,14), bienestar (3,85), poder (3,78) y eficacia (3,71), e incluso también a la riqueza (3,57); si bien reconocen a la vez que ambas disciplinas van asociadas de alguna forma a riesgos (3,56), dependencia (3,48), desigualdad (3,42), elitismo (3,34) e, incluso, deshumanización (3,21), entre otros valores negativos.
Esta visión más favorable que desfavorable, pero con claroscuros, encaja con el hecho de que los ciudadanos admitan y valoren los logros y posibilidades de la Ciencia y la Tecnología (por ayudar a curar enfermedades, porque con ellas nuestra vida será más sana, fácil y cómoda, y por ofrecer el mejor y más fiable conocimiento sobre el mundo,..) pero, a la vez, sean conscientes, y de alguna forma reconozcan, los efectos negativos de esos avances (para el medio ambiente, por la pérdida de puestos de trabajo y, sobre todo, por el aumento de las diferencias entre países pobres y ricos).
A pesar de estas críticas, los ciudadanos entrevistados siguen reconociendo que el balance de la Ciencia y la Tecnología es más positivo que negativo (cerca de la mitad de las personas opinan que, teniendo en cuenta todos los aspectos, sus beneficios son mayores que sus perjuicios, frente a un tercio que mantiene lo contrario).
Siempre según la visión de los consultados, los trasplantes de órganos y las telecomunicaciones son, con claridad, los dos campos del avance tecnológico que más han contribuido a mejorar la calidad de vida en nuestras sociedades (puntuaciones de 4,55 y 4,46 puntos en una escala de 1 a 5). Un segundo grupo de campos también muy bien valorados al respecto lo constituyen las energías renovables (4,27), los ordenadores y la informática (4,22), junto con la fecundación in vitro (4,02). Aunque por debajo, las áreas de la ingeniería genética (3,9), la biotecnología (3,78), la robótica industrial (3,71) e, incluso, la innovación en sistemas de seguridad (3,47) también parecen estar jugando un papel importante.

Control social

De los resultados del estudio parece deducirse que los ciudadanos dan un voto de confianza al mundo de la Ciencia y la Tecnología pero desde el necesario control social, desde la inevitable cautela que impone la protección de la integridad de personas y medio ambiente.
Así, en general, los consultados admiten que las decisiones sobre la Ciencia y la Tecnología es mejor dejarlas en manos de los expertos (índice de acuerdos de 4,13 puntos sobre 5) , pero, a la vez, reconocen la importancia de los valores y las actitudes sociales (3,79), tan importantes como el conocimiento científico, y el forzoso control que se debería tener sobre las nuevas tecnologías (4,2), de consecuencias todavía no suficientemente conocidas; y ello ante el hecho, también de alguna forma admitido, de que los científicos pueden estar sometidos a la influencia de quienes pagan sus investigaciones (3,66).
En este contexto general, una amplia mayoría de los ciudadanos consultados (2 de cada 3) reconoce que durante su etapa escolar recibió un bajo o muy bajo nivel de educación científica y técnica.
Los datos anteriores, que podrían entenderse como la plasmación del déficit en la atención que, especialmente en el pasado, ha prestado la escuela a este conocimiento, cobran más relieve si cabe al comprobar que (de acuerdo a la opinión dominante) un mayor conocimiento científico y técnico puede mejorar la capacidad de las personas a la hora de decidir cosas importantes en sus vidas, siempre o casi siempre (32%), o al menos en ciertas ocasiones (47%).
Los ciudadanos aprecian hoy un avance claro en los estándares de desarrollo alcanzados por España en estos dos ámbitos durante los últimos años: cerca de 4 de cada 10 entrevistados creen que el actual nivel de desarrollo científico y tecnológico de nuestro país es bueno o muy bueno, frente a una quinta parte que mantiene lo contrario.
No obstante, este desarrollo no nos permite aún medirnos en igualdad de condiciones con otras potencias tradicionalmente más avanzadas que España en este terreno, especialmente frente a los EE.UU (en este caso, son 3 de cada 4 los que reconocen la desventaja).

Atención y dotación prioritarias

Con respecto a la atención y dotación de recursos económicos destinados a investigación científica y tecnológica en nuestro país, los resultados de la encuesta en este punto muestran nuevamente, como hace dos años, un escenario algo contradictorio.
Pasando del sector público al privado, son claramente más los españoles que opinan que, frente a las de otros países, nuestras empresas realizan un esfuerzo económico bajo o muy bajo (39% vs. 13% que opina lo contrario).
Desde la visión que de ello tienen los ciudadanos, se han analizado también los distintos grados de atención que se presta a la investigación científica y tecnológica desde tres diferentes ámbitos: el hospitalario, el universitario y el de los organismos de investigación estatales. El balance de las opiniones emitidas al respecto (la diferencia entre los que hablan de atención muy o bastante alta y los que la califican de muy o bastante baja) es sólo ligeramente positiva en el caso de los hospitales (31% vs. 28%) y las universidades (28% vs. 25%), y de signo claramente negativo en el de los organismos de investigación del Estado (18% vs. 33%).
De forma más concreta, los ciudadanos desearían que los esfuerzos investigadores se orientaran, sobre todo, a:
-En Salud, la búsqueda de soluciones al cáncer (77%), y también del SIDA (47%) y enfermedades degenerativas (35%).
-En Medio Ambiente, tratamiento y gestión de residuos (48%) y desarrollo de energías renovables (40%), con alusiones también significativas a temas como las catástrofes y riesgos naturales (30%) y el efecto invernadero (23%).
-En Sociedad, especialmente orientados al tema de la violencia y el terrorismo (50%), pero también hacia la situación de la mujer (29%), los nuevos métodos de enseñanza (25%), las condiciones laborales (23%) e, incluso, la cooperación técnica con países pobres (19%) y el urbanismo/calidad de vida (16%).

 

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