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Madrid. ROSAURA CALLEJA
De
los 680 millones de niños en edad de escolarización Primaria, 115 millones
no asisten a la escuela, de ellos tres quintas partes son niñas. Un aumento
del 1% en la matriculación femenina en Secundaria redunda en un aumento
del 0,3% en el crecimiento económico de los países que lo aplican. Estos
son datos facilitados por InteRed, una ONG de Desarrollo que trabaja,
desde 1992, en proyectos educativos en 15 países de América Latina, África
y Asia. Esta organización ha diseñado una campaña con la que pretende
sensibilizar sobre la relación entre educación, género y desarrollo y
subrayar el papel de la educación, como uno de los mecanismos que impulsan
el desarrollo humano de los Países del Sur.
Paralelamente
a ello, una exposición fotográfica itinerante describe la situación de
la mujer y el efecto multiplicador que tiene la educación no sólo para
la alumna, sino también para sus familias y comunidades. Manuel Charlón
se desplazó a una comarca de la República Dominicana, próxima a la frontera
con Haití, para reflejar gráficamente las vivencias de tres generaciones
de mujeres, que expresan cómo la educación contribuye a mejorar no sólo
sus vidas, sino su entorno familiar y social.
Proyectos
educativos
Para
Carmen Aragonés, secretaria ejecutiva de InteRed, la educación básica
de la mujer y su capacitación profesional propician la mejora de la población,
la salud, el aprendizaje de los niños y otros indicadores de desarrollo
positivo.
Desde
campañas de alfabetización hasta formación de maestras, pasando por cursos
de informática y asesoramiento sobre programas de microcréditos, InteRed
centra su actividad en proyectos educativos en el Norte y en el Sur, que
contribuyan a la transformación de la realidad socio-económica. Aragonés
señala que, a través de sus programas, se comprueba cómo la educación
y formación de las mujeres contribuye a romper el círculo de la pobreza
y al desarrollo de los pueblos.
Esta
campaña apuesta por el acceso igualitario a la educación, la erradicación
del analfabetismo de la mujer, mejorar su incorporación a oficios, ciencias,
tecnología y a la educación permanente; además, reclama la asignación
recursos para reformas educativas y promover la enseñanza y capacitación
de niñas y mujeres a lo largo de su vida.
Otro
de los aspectos que subraya es la necesidad de generar espacios en los
que las mujeres del Sur se conviertan en portavoces de su propia realidad.
“Brecha
de género”
A
pesar de que en el último decenio se ha acortado la “brecha de género”
en la educación - puntualiza Aragonés - su situación de desventaja relativa
sigue impidiendo que las niñas se matriculen en Secundaria, en la mayoría
de los países del Asia meridional y África subsahariana.
No
obstante, hay grandes variaciones entre distintos países. La mayores diferencias
se registran en el África septentrional y las menores en el Asia meridional,
América Latina y el Asia Central.
Según
datos facilitados por InteRed, la “brecha de género” suele ser mayor al
ascender en los niveles de escolarización. En Asia meridional, las mujeres
tienen la mitad de años de educación que los hombres y las tasas de matriculación
femenina a nivel secundario son sólo dos tercios de las masculinas.
Mientras
que en África subsahariana, la asistencia escolar de las niñas a los 12
y 13 años es el 80% de la de los niños, pero al llegar a los 18 años y
19 años asisten a la escuela la mitad de chicas que de varones.
El
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) especifica que dos
terceras partes de los 879 millones de adultos analfabetos son mujeres
y no hay expectativas de que esta tasa decrezca en los próximos 20 años.
Así como, en países desarrollados, la alfabetización de mujeres jóvenes
se sitúa en un 60%, frente al 80% de los hombres.
Latinoamérica
A
pesar de que las tasas de matrícula en Primaria son altas en la mayoría
de Latinoamérica y el Caribe, la educación superior sigue dominada por
las categorías de ingresos superiores. No se observan diferencias entre
la escolarización masculina y femenina en Argentina, Bolivia, México y
Perú, que se sitúa en el 100% en ambos sexos. Sólo en El Salvador y Guatemala
la situación de desventaja de las niñas es más destacable.
En
11 países latinoamericanos la proporción de mujeres escolarizadas en Secundaria
es más elevada que la de los hombres, particularmente en Uruguay, y sólo
en Guatemala, Bolivia y Perú, las tasas netas masculinas son ligeramente
más altas que las femeninas.
Absentismo
escolar
¿Por
qué no van las niñas a clase?... Para Leocadie Lushombo, economista de
la República Democrática del Congo, una de las causas más importantes
es la considerable distancia entre el hogar y la escuela. “Las alumnas
temen ser objeto de acoso sexual durante el recorrido”, revela. Además,
la falta de recursos económicos obliga a las familias a optar por los
varones.
En
África subsahariana, a veces las niñas son víctimas de los “gavilanes”,
unos hombres que ofrecen abonar la matrícula a cambio de relaciones sexuales.
De igual modo, las familias consideran que no compensa la inversión educativa
con las niñas, ya que nunca percibirán un salario tan alto como los varones.
En esta misma área geográfica, varios estudios confirman que entre el
8% y el 25% de los casos de abandono de la escuela se deben a embarazos.
Del
informe de InteRed se desprende que el aumento del nivel educativo de
la mujer no sólo es una cuestión de justicia, sino que produciría resultados
excepcionales, respecto de la seguridad alimentaria mundial. Un estudio
del Banco Mundial concluye que si las mujeres recibieran la misma educación
que los hombres, la producción agrícola aumentaría entre un 7% y un 22%.
Planificación
familiar
Por
su parte, el Fondo de Población de Naciones Unidas mantiene que las madres
educadas tienen hijos más saludables, ya que poseen conocimientos sobre
nutrición. En Latinoamérica, la tasa de mortalidad infantil es entre tres
y cinco veces mayor en las madres sin educación que entre las universitarias.
También se ha comprobado que, a medida que el nivel de enseñanza aumenta,
la planificación familiar mejora, ya que las jóvenes inician más tardíamente
las relaciones sexuales, se casan y procrean con más edad y tienen menos
hijos.
Según
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, lograr la matriculación
universal en Primaria para 2015 en los países en desarrollo y en transición
costaría alrededor de 9.000 millones de dólares anuales. Este organismo
considera prioritario destinar más recursos a la contratación de maestros,
a introducir mejoras en las instalaciones escolares y a terminar con los
prejuicios de género. Además de procurar que los centros escolares estén
próximos a las viviendas y reducir los costes de matrícula y libros.
Otro
de los factores importantes se concreta en la flexibilización de horarios,
para que las niñas puedan compatibilizar las tareas escolares con las
domésticas y cuidar de sus hermanos.
Esta
campaña de sensibilización se prolongará durante el presente año y 2005,
mientras que la exposición fotográfica itinerante recorrerá centros escolares
y culturales de diversas provincias hasta el próximo mes de diciembre.
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