|
según
un estudio de la Generalitat de Cataluña sobre la influencia de la radio, la
televisión e Internet en niños y adolescentes. Denuncia que los chicos les dedican
más tiempo que a los estudios, y en horario inadecuado, mientras que la programación
infantil en los distintos canales es prácticamente inexistente. |
|
Mientras
que la programación infantil es mínima en los distintos canales, los niños
y adolescentes dedican más tiempo, y fuera del horario protegido, a la televisión
y las videoconsolas y ordenadores que a la escuela y el estudio.
(Foto: Rafael Martínez)
|
|
Madrid.
G.
A.
El Consell
de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) ha elaborado un Libro Blanco sobre
“La educación en el entorno audiovisual”, en el que se analiza la influencia
de la radio, la televisión e Internet en el desarrollo de los niños y
adolescentes. Este trabajo es el fruto de entrevistas, reuniones, foros
y seminarios con más de cien profesionales de la comunicación, educadores,
profesores, responsables políticos y expertos y estudiosos universitarios.
Y con representantes de la industria audiovisual y multimedia, de operadores
de televisión en Cataluña, de las administraciones y del Defensor del
Pueblo, de asociaciones de padres de alumnos, coordinadores de audiovisuales
y centros de recursos pedagógicos
Además, se
han recopilado otros estudios, informaciones y documentos, referidos tanto
al ámbito catalán como a otros correspondientes a España o a otros países
de referencia. Todos ellos han manifestado una serie de inquietudes, interrogantes
y preocupaciones por la, a veces, excesiva influencia de los medios audiovisuales
en la infancia, y por algunos “contenidos de riesgo que entrañan un peligro
potencial”. Pero también han desatacado positivamente “las enormes posibilidades
educativas que tienen”.
La edición
de este Libro Blanco se justifica, entre otras circunstancias, por “la
necesidad de proteger a los menores del tipo de televisión que se está
ofreciendo en estos momentos en Cataluña y en el conjunto del Estado español”,
según ha afirmado durante su presentación en Madrid el presidente del
CAC, Francesc Codina. Por su parte, la vicepresidenta de este organismo,
Victoria Camps, ha añadido que “las televisión puede ser un medio de ocio,
entretenimiento y descanso muy positivo, y un buen soporte para la escuela
y la enseñanza reglada, pero también podría ser más coherente con los
valores educativos y democráticos”.
Consumo
excesivo
El
estudio revela que muchos niños de entre 4 y 12 años dedican en casa más
tiempo a la televisión (990 horas) que a la escuela (960 horas), contando
el tiempo de estudio. Y añade que “el consumo infantil o adolescente de
televisión es extenso en el tiempo, continuo e intenso”, y se sitúa en
torno a las 19 horas semanales. Si se suman las casi 5 horas por semana
que dedican a las videoconsolas (sobre todo los chicos), y otras 6 al
uso del ordenador (mayoritariamente para los juegos), se puede hablar
de un consumo audiovisual en el hogar de casi 30 horas semanales”. Y la
mayoría en las franjas denominadas “de prime time” , que transcurren
entre las 21 y las 24 horas, fuera del “horario protegido” que comprende
desde las 6 a las 22 horas.
Mientras tanto,
advierte que “la producción audiovisual y la programación específica para
el público infantil está disminuyendo, y en algunos casos es inexistente.
No hay en la actualidad un canal público propiamente educativo, y sólo
algunas franjas de algunas televisiones estatales y autonómicas ofrecen
programas de apoyo a las escuelas”. Así, durante la temporada 1999-2000
las cadenas generalistas sólo destinaron el 10,3% de su tiempo a la programación
infantil, porcentaje que bajó hasta el 7,3% en el ejercicio 2001-2002.
“El balance es muy deficiente si se compara con la mayoría de los países
occidentales”.
Formación
en medios
Junto
a todo ello, el Libro Blanco denuncia la ausencia de una correcta educación
audiovisual en las escuelas, y propone introducir estos medios en el ámbito
educativo, “potenciando la información, estimulando la formación y consolidando
una estrategia adecuada de educación en medios”. Plantea la conveniencia
de promover programas de formación para profesionales de dichos medios
y para docentes, y lanzar campañas informativas para padres y usuarios.
Y dice que es preciso estimular la producción de programas infantiles,
juveniles y educativos “en horarios adecuados”.
También pide
una “corresponsabilidad compartida” entre la industria audiovisual, la
escuela, y las administraciones y las familias. Reclama a estas últimas
que asuman su parte de responsabilidad en el consumo audiovisual de sus
hijos, apostando por “una visión compartida y dialogada”. Propone a las
instituciones educativas que creen “un programa reglado y actualizado
de educación audiovisual”. Y plantea a los operadores audiovisuales la
creación de canales infantiles y educativos”. Por último, considera imprescindible
abrir un debate sobre la función educativa de estos medios, responsabilidad
que debería asumir un Consejo Audiovisual de ámbito español.
|
|