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no
dudó en afirmar que “Con su adquisición, el Museo ha dado un salto cualitativo
y cuantitativo enorme; la colección de vasos griegos y etruscos nos sitúan
ahora ya entre los grandes museos de Europa y América, paralelo al de
Berlín o Munich”. A su lado, Paloma Cabrera, comisaria de la muestra y
responsable del extraordinario trabajo de investigación que ha supuesto
documentar sus piezas, señalaba que “se trata de obras de arte de extraordinaria
calidad, procedentes de los mejores alfareros y pintores de cada época,
como Lydos, Nearcos, Epiktetos, el pintor de Pan o el de Darío: los Goyas
y los Velázquez de las colonias griegas desde el siglo XII a. C. all III
a.C.”. Un hito del coleccionismo privado español y una hazaña para una
administración pública que vienen a engrosar el ya rico acervo historiográfico
documental que poseía el Museo Arqueológico Nacional.
Una búsqueda internacional
Ingeniero
industrial y más tarde dedicado a actividades financieras e inmobiliarias
José Luis Várez Fisa constituye un rara avis que inicia individualmente
una ardua y costosa búsqueda de antigüedades a través de las subastas
internacionales en una época –la década de los 70- en la que prácticamente
no existía el coleccionismo privado en nuestro país. Asesorado por especialistas
y arqueólogos y guiado por su sensibilidad extraordinaria construye el
que ha resultado ser un auténtico mosaico de las civilizaciones y culturas
formadas a lo largo de milenios en torno al espacio común del Mediterráneo:
Egipto, Grecia, Magna Grecia, Etruria, Iberia y Roma, a través de aquellos
objetos que son testimonio de su historia, ideología, creencias religiosas,
ritos y mitos, arte y tecnología. Una colección que asombra a los que
oyen sobre ella y que finalmente, en 1999, vende al Estado por doce millones
de euros, siguiendo una tradición iniciada en el siglo XIX de incorporación
de grandes colecciones particulares a las instituciones públicas donde
pueden ser contempladas, estudiadas y disfrutadas por todos. Su presentación
estos días provoca, y con razones de peso, más asombro que su leyenda
años atrás.
Leones funerarios
El
recorrido por la historia antigua del Mediterráneo se inicia en la muestra
“la colección Várez Fisa” con las algunas piezas claves en la arqueología
y el arte de la civilización faraónica, entre las que se encuentran el
vaso cerámico predinástico del periodo Naqada II que se fecha en el 3.700
al 3.300 a.C. y que formó parte del ajuar funerario de un difunto y la
excepcional estela del rey Seankhiptah que gobernó entre las dinastías
XIII y XIV.
El arte ibérico
y celtibérico cuenta con dos magníficas esculturas de leones y un conjunto
de armas, objetos de adorno y útiles de esquileo que ilustran los rasgos
culturales de estos pueblos que se desarrollaron en nuestro suelo durante
la Edad del Hierro.
Imágenes únicas
Las
antigüedades griegas y etruscas, donde se incluyen piezas procedentes
tanto de Grecia continental como insular, Jonia, Magna Grecia, Sicilia
y Etruria, forman el conjunto más numeroso y valioso de la colección,
abarcando una extensión cronológica que va desde el siglo XII al III a.C.
Creadas por los grandes artesanos y artistas de la Antigüedad griega tienen
el interés añadido de contar con algunas singularidades en sus imágenes
y símbolos, nunca vistas anteriormente.
La producción
en plata de vasos a lo largo de toda la cuenca mediterránea se muestra
en un apartado especial en el que se reúnen piezas extraordinariamente
adornadas y cinceladas que manifiestan el significado social y estético
que este material tenía para estos pueblos. Roma, sus documentos artísticos,
cierra la colección Várez Fisa con sus esculturas, sarcófagos, urnas funerarias
y efigies imperiales como las de Adriano y Septimio Severo, muestras todas
ellas de la extraordinaria significación de lo político y lo religioso
tuvo para el mundo romano.
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