En la presente colaboración, su autor, profesor de Secundaria en las especialidades de Administración de Empresas y Economía, propone un espacio de reflexión y abre a debate un conjunto de consideraciones con objeto de suministrar una serie de propuestas de mejora en la práctica educativa relativas al amplio y determinante ámbito de la Economía.

La didáctica de la Economía

Emilio Balbuena Urbano
Profesor de Enseñanza Secundaria en el IES Arrabal, de Carmona (Sevilla)

A  Economía ha sido tradicional-

mente en España una materia excluida de los planes de estudio de las enseñanzas medias. Sólo en determinadas ramas de la anterior Formación Profesional se ofrecían conocimientos relativos a ella. No existía una tradición sólida que facilitara el camino que debía emprenderse, tanto en los aspectos metodológicos como en los didácticos, para que su implantación en el Bachillerato fuera exitosa. Es innegable además que sus características la hacen de difícil asimilación a determinadas edades dado que todavía no se conocen ciertas técnicas (matemáticas, lógicas, etc.) que son casi imprescindibles para asimilar la globalidad de los conceptos económicos. Por todo ello estimamos conveniente exponer algunas enseñanzas que la práctica educativa nos ha descubierto en estos últimos años.
La Economía, como disciplina con singularidad propia, se introdujo con la reforma de 1990 como materia de modalidad en el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales. Si bien en primero estaríamos ante una denominación acertada, la de segundo, Economía y Organización de Empresas, ofrece una visión distorsionada que mezcla conocimientos puramente económicos con otros de administración empresarial sin solución de continuidad. Los diseños curriculares base quedaron establecidos para todo el ámbito estatal en 1995, habiéndose producido una adaptación en 2000 que los acerca más a la realidad y que deben implantarse en el presente curso escolar.
El lenguaje de esta ciencia se ha convertido en un corpus de difícil entendimiento para el conjunto de la ciudadanía. Es necesario en estas etapas escolares utilizar términos “corrientes” que tengan un significado claro y preciso, huyendo de aquellos vocablos que se nos muestran como imprescindibles pero que sirven, en ocasiones, para encubrir la ignorancia de quien los utiliza. Es así que todo razonamiento complejo puede ser adaptado a un lenguaje común perdiendo apenas un ápice de rigor científico sin menoscabo de su poder explicativo. Sólo en casos concretos nos parece oportuno servirnos de instrumentos numéricos o gráficos complejos, encontrándonos aquí con uno de los errores más llamativos de los libros de texto que en España se han publicado.
Sobre el vocabulario propio de la Economía concluir diciendo que muchos términos adquieren en ella significados contradictorios con los de la vida real. Es clásico en la bibliografía de la materia el caso del término “bien”, que se aleja de la calificación moral que se pudiera dar al mismo, siendo bienes el tabaco, el alcohol, etc. La labor aquí del enseñante debe ser determinante, otorgando al alumno los instrumentos necesarios para defenderse en la jungla lingüística actual, mitad castellana mitad anglosajona.

Ciencia y ciencias

Es claro que hoy día no existe discusión sobre la complementariedad de los métodos deductivo e inductivo en el razonamiento científico, siendo esta afirmación plenamente válida en el campo de nuestra disciplina. Irrelevante resulta la digresión sobre si estamos ante un principio general del que se derivan consecuencias o si nos encontramos ante unas observaciones repetidas de las que podríamos extraer un principio. Ambos métodos utilizados conjuntamente son los que permiten llegar a concepciones completas, sobre todo en el campo de las ciencias sociales.
Debe exponerse claramente al alumnado que el hecho de no ser una ciencia experimental, no pueden hacerse experimentos controlados en laboratorio, no impide que se haya alcanzado un grado de madurez teórica importante. La cuantificación del comportamiento humano, la utilización de técnicas matemáticas explicativas, la observación de hechos computables, etc., ha permitido que la experimentación en laboratorio haya sido sustituida por la experimentación intelectual con muy buenos resultados. Los sistemas, las teorías y los métodos de análisis económico dan buena prueba de ello.
Siendo una ciencia que alcanzó autonomía en fechas recientes (s. XIX-XX), debe apoyarse en otras dentro de las cuales en algún momento estuvo. Esto no resta valor a la misma sino que la ayuda a situarse en el campo de las ciencias con más tradición, ya sean sociales o no, como la geografía, la psicología, el derecho, la matemática, etc. Al mismo tiempo para el docente implica un reto, obligándole a conocer principios de otras disciplinas que se alejan de la suya. La actualidad constituye, por último, una fuente inagotable de información de la cual nos debemos servir, introduciendo elementos motivadores que bien utilizados dentro del aula suponen una verdadera sorpresa.

Utilidades y recursos

Existen algunos principios, creencias y artificios lógicos de los que se sirven las argumentaciones económicas que tienen difícil encaje en la Enseñanza Secundaria. En niveles universitarios, por ejemplo, estas cuestiones se darían a conocer con carácter previo, constituyendo un contenido propio de la materia. Parece improcedente hacerlo así en Bachillerato mencionándolos sólo en circunstancias especiales y debido a una necesidad ineludible. Esto no obsta que el profesor conozca estas técnicas en profundidad ya que deberá acudir a ellas en ocasiones motivado por las lagunas que los alumnos más inquietos descubrirán en unos planteamientos necesariamente incompletos. Asimismo deberá tener estudiados paradigmas concretos de la vida diaria que le ayuden a hacerse entender. Dentro de este conjunto nos gustaría hacer mención a los siguientes:

La ley de los grandes números: Las leyes económicas pueden no cumplirse en un caso concreto, quizá en varios, sin embargo como promedio, después de muchas observaciones, suelen demostrarse ciertas. El comportamiento de un consumidor individualmente considerado puede resultar anormal y salirse del patrón medio. El conjunto de los consumidores globalmente considerado, sin embargo, tiene un modo de actuación predecible y lógico según se observa tras múltiples análisis.
Caso muy ilustrativo para el aula podría ser la disminución proporcional que se observa en el gasto en alimentación conforme se progresa en el nivel de renta. Una familia concreta puede no responder a este aserto; la masa de ellas está más que demostrado que sí lo hace.

La parte y el todo: Deriva de suponer que lo que es verdad o bueno para una parte lo es necesariamente para el total. Esta creencia, válida quizá en otros campos con lógicas más unívocas, puede llevarnos a conclusiones erróneas en el nuestro.
Una persona que ahorra más del 90 % de sus ingresos vive una situación probablemente ideal; dar por supuesto esta proporción para el conjunto de la sociedad la llevaría a un colapso económico ineludible. Una parte importante de la producción no se vendería, concluyendo con una ruptura de la cadena económica de difícil solución. El paradigma anterior ayudaría a aclarar este equívoco llamado en algunos textos “la falacia de la composición”.

Condición ceteris paribus: El valor alcanzado por una variable puede depender de varios factores al mismo tiempo. La única forma de saber la influencia que uno de esos factores tiene en el resultado final es considerar a los demás factores constantes y variar el que nos interesa estudiar. De aquí se podría deducir la trascendencia que esa variable (independiente) tiene en la variable fin (dependiente). Aunque no es más que un juego intelectual resulta un recurso válido para comprender el comportamiento de determinadas relaciones funcionales.
Los ejemplos gastronómicos son ideales en esta situación. La influencia de un ingrediente cualquiera, el tomate por ejemplo en el gazpacho, sólo puede ser valorada subiendo o bajando su proporción mientras se mantiene al resto de los componentes en los mismos niveles. El resultado final, el gazpacho, nos gustará más o menos pero sabríamos identificar el componente en sus facetas cuantitativa y/o cualitativa que ha determinado el cambio en el bien final en comparación con situaciones anteriores.

La falsa objetividad: Siempre hay una estadística a mano para justificar un análisis económico. La visión personal que se tiene del mundo influye necesariamente en las razones que uno encuentra para los acontecimientos económicos. Una misma realidad puede recibir explicaciones totalmente divergentes de reputados estudiosos de la economía. ¿Es esto un error?.  No, es una de las características de las ciencias sociales.
Los economistas son miembros de una sociedad con diversos valores ideológicos que los individuos aprenden e interiorizan desde su libertad. Enseñemos a descifrar e interpretar la información, incluyendo el origen ideológico de la misma. Las verdades irrefutables en economía han tenido en el tiempo una vida relativamente corta que las hace aparecer como complejos teóricos en busca de nuevos modelos de mayor ajuste a diferentes realidades sociales.
¿Deben subirse los impuestos a los ricos?. ¿Hasta qué nivel?. ¿Quiénes son los ricos?. ¿Todos los españoles deben pagar más?. ¿No son los españoles ricos en comparación con los africanos?. Todos son interrogantes válidos para motivar una respuesta didácticamente aprovechable. Como bien se ha escrito para aprender resulta a veces más útil preguntarse que responder.

Métodos expositivos

Explicar Economía desde un plano teórico es tremendamente fácil. Sólo hace falta componer un discurso técnico apropiado y se cerrará la clase en medio de un silencio sepulcral. Parece oportuno aprovechar los recursos expositivos e indagatorios más amenos que conozcamos para hacer más llevadera y provechosa nuestra actividad docente. Entre estos métodos nos atrevemos a sugerir los siguientes:

El histórico: Los lazos que existen entre la Historia y la Economía nos permiten dar una visión dinámica de los acontecimientos económicos sin necesidad de grandes conocimientos históricos. Retrotraer al alumno a épocas pasadas lo obliga a plantearse los problemas que el ser humano ha ido afrontando a lo largo del tiempo y la capacidad de solucionarlos que ha demostrado.
Para explicar el origen y la utilidad del dinero este es un sistema magnífico. Describimos a continuación de forma sintética la secuencia que se puede mostrar al alumno de viva voz:

Nivel evolución Desarrollo e intercambio
Hombre primitivo Economía de subsistencia
Más tarde Trueque
Después Dinero Mercancía
Hoy Dinero Legal o Fiduciario
Mañana Dinero Plástico

Es obvio aclarar que si no se produce un proceso reflexivo del alumno durante la explicación del profesor éste, y cualquier método, carece de utilidad. Por eso es imprescindible en cada escalón del esquema proceder a buscar las causas que justifican el paso al peldaño evolutivo siguiente.

El metafísico: No resulta fácil justificar la existencia de determinadas instituciones económicas cuando llevan siglos de implantación y se pretende razonar en positivo. Por eso el tiempo nos ha demostrado que cuando el planteamiento es “... y que ocurriría si no existiera ...” todo parece más sencillo, pues surgen con facilidad las claves que explican el papel de algunos entes económicos.
Para analizar el sistema financiero no hay nada mejor que plantearse que ocurriría si no existieran las entidades financieras. La secuencia de reflexiones podría parecerse a la siguiente:

- ¿Adónde se dirigiría entonces una persona que necesitara un préstamo?

- ¿Cómo podría localizar a algún posible prestamista?

-  Si en su entorno próximo no lo localiza, quizá lo haya en otras partes del Estado o del mundo

- ¿Dividiríamos el préstamo en pequeñas partes para hacer más sencilla la  búsqueda?

Se percibe claramente la necesidad de su existencia desde el momento en que nos planteásemos los problemas que surgirían si se diera su inexistencia. En cada uno de estos interrogantes se concentran además las causas que justifican la razón de ser de las entidades financieras. Lo que quizá nunca hubiéramos conseguido transmitir con una exposición magistral de nuestra parte los alumnos serían capaces de asimilar respondiendo a los interrogantes que planteáramos. La dificultad estaría en buscar la secuencia de reflexiones adecuada al contenido del caso a analizar.

El personal: El agente económico por excelencia es la persona. Esta obviedad, tantas veces ignorada, nos puede servir a nuestro objeto. Como activos participantes en el juego económico disponemos de múltiples experiencias que pueden ayudarnos a entender fenómenos económicos de cierta complejidad.
La demanda de un producto esta basada en la agrupación de las demandas individuales que los seres humanos (consumidores) hagan del mismo. Una reflexión introspectiva de nuestro comportamiento nos ayudaría a entender la teoría de la demanda.

- ¿Si el producto sube de precio compro menos del mismo?

- ¿Haría lo mismo con todos los productos que compro?

- ¿Sería capaz de clasificar los productos en función de la influencia que el precio tiene en mi conducta?

- ¿Ante un bien de primera necesidad mi comportamiento sería el mismo?

Partir de lo personal, de lo cercano, de lo que hacemos, nos permite convertir al alumno en descubridor de sus propios condicionantes económicos. El camino que queda es mucho más sencillo; no hacemos más que lo que el común de la gente hace y lo que además reflejan las teorías de la oferta y la demanda, resultado de la contrastación a niveles generales de lo que una unidad económica hace en su ámbito.
El objetivo de este conjunto de consideraciones es proponer una serie de reflexiones, instrumentos y alternativas metodológicas con los que suministrar propuestas de mejora de la práctica educativa. El trabajo diario en el aula y la contrastación de sus efectos positivos en el aprendizaje del alumnado nos hace confiar en la idoneidad de nuestros planteamientos.
En una situación como la actual, donde todo tiene una implicación económica y la economía condiciona en gran manera la situación mundial, una visión plana de la misma supone una tragedia. Una buena instrucción económica debe contribuir a la formación de una conciencia ciudadana más crítica y reflexiva. Descubrir lo que se nos oculta nos ayudará a entender las grandes incógnitas a las que se enfrenta el mundo actual.

Bibliografía

Economía. Teoría y Política. F. Mochón. Editorial Mc Graw Hill. 3ª ed.
Curso de economía para no economistas. R. Castejón. Editorial UNED. 1ª ed.
Introducción al estudio de la Economía. G. Cortiñas. Editorial Seteco. 1ª ed. 

 

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