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Profesores quemados

Estrés, depresión y burn out o síndrome del quemado, constituyen las causas más comunes de baja laboral entre el profesorado. Según datos que he leído en prensa, uno de cada tres profesores de Primaria y Secundaria en la enseñanza pública padece alguna de estas alteraciones a lo largo del curso.
Los sindicalistas denuncian esta situación, que atribuyen a la conflictividad en las aulas, el pasotismo de los chicos y el excesivo número de alumnos. El colectivo docente observa que sus atribuciones van aumentando y se ve abocado a asumir actividades y competencias que antes eran responsabilidad de la familia. Reiteradamente ha manifestado sus quejas por la falta de formación para atender a sus alumnos en todas sus demandas que, más que académicas, son de tipo emocional o social.
Pero al parecer la sociedad o, por lo menos, un juez ha tomado conciencia de esta lamentable situación y ha reconocido como accidente de trabajo el síndrome de desgaste personal, el burn out al que aludía antes, a una profesora que presentaba síntomas de ansiedad y estrés. Este magistrado barcelonés determina que la profesora tiene una personalidad obsesivamente perfeccionista y un alto nivel de autoexigencia.
Como consecuencia, esta profesora ha estado un año de baja laboral afectada por baja autoestima, sentimientos de incapacidad y culpa y ansiedad extrema. La sentencia dictamina la incapacidad permanente absoluta y condena a la mutua del centro a abonarle una pensión del 100% de su base reguladora.
El Ministerio de Educación y las Consejerías de las comunidades autónomas deberían considerar una prioridad la salud laboral de los profesores y adoptar las medidas correspondientes, para evitar que se produzcan casos como el de la profesora barcelonesa, que ya no podrá trabajar nunca y que arrastrará toda su vida alteraciones psicológicas.

Carmelo García Ortega
Madrid.

 
   
 
   
Una apuesta por la enseñanza pública

El Gobierno francés ha reaccionado ante las protestas originadas por su política educativa y anuncia que contratará 30.000 nuevos profesores y 16.000 asistentes este año, en un intento de neutralizar la huelga general. A pesar de que los sindicatos consideran esta ampliación de la plantilla docente insuficiente, hay que reconocer que el ministro de Educación ha rectificado y ha hecho un esfuerzo por aumentar el profesorado en la enseñanza pública.
Según el ministro Luc Ferry, estas contrataciones serán suficientes para cubrir las vacantes por jubilación y afrontar el crecimiento demográfico, que ha experimentado este país en los últimos años, donde se esperan unos 40.000 nuevos alumnos en 2004.
La comunidad educativa francesa ha expresado su discrepancia por las iniciativas del ministro y ha exigido una mayor financiación para la enseñanza pública, a través de numerosas manifestaciones en los últimos meses. Al parecer, estas protestas han logrado el deseado objetivo y han forzado la reacción del gobierno galo.
En mi opinión, nuestros responsables políticos podrían tomar el ejemplo de sus colegas franceses y asumir su compromiso con la enseñanza pública, ahora en entredicho con la puesta en marcha de la Ley de Calidad. Los profesores españoles venimos demandando, desde hace tiempo, más recursos económicos y formativos para acometer los nuevos retos, que plantea un alumnado en constante evolución. La incorporación de inmigrantes y la generalización de las nuevas tecnologías, entre otros nuevos desafíos, demandan una formación permanente del profesorado y una mayor dotación presupuestaria.

Manuel Medina López
Parla (Madrid).

 

 
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