Madrid.
Los Premios
Nacionales de Fin de Carrera se convocan anualmente para distinguir a
aquellos alumnos que hayan cursado sus estudios con mayor brillantez,
y cuentan con una dotación económica, respectivamente, de
425.000 pesetas cada uno de los primeros premios, de 325.000 pesetas los
segundos y de 275.000 pesetas los terceros.
En
la convocatoria de estos premios correspondiente al curso académico
1997-98 se han presentado un total de 1.026 titulados universitarios,
de los cuales han sido premiados 191 alumnos y 54 han conseguido una mención
especial.
Entre
los premiados, cuyos expedientes académicos son sobresalientes,
destacan tres estudiantes que han acreditado una nota media de 10 (equivalente
a matrícula de honor) en sus licenciaturas: Matilde Sánchez
Reyes, licenciada en Farmacia por la Universidad de Sevilla; Clara Olíver
Navarrete, licenciada en Medicina por la Universidad de Zaragoza, y Tomás
Prieto Rumeau, licenciado en Matemáticas por la Universidad Complutense
de Madrid.
En
el acto de entrega de los premios, Jorge Fernández ha señalado
que el objetivo de los mismos es doble, "poner de relieve el valor del
trabajo y del esfuerzo personal, y servir de estímulo a los estudiantes
que ingresan en la Universidad".
Asimismo,
el secretario de Estado de Educación resaltó que "es especialmente
relevante que en nuestra sociedad, que parece conceder más mérito
y atención a otros logros distintos de los académicos y
científicos, se reconozca públicamente el éxito de
los estudiantes que, con su esfuerzo y dedicación, han obtenido
los mejores resultados académicos".
Plan
de Estabilidad del Profesorado
Al
término del acto de entrega de los Premios Nacionales Fin de Carrera,
el secretario de Estado de Educación, Universidades, Investigación
y Desarrollo, Jorge Fernández, declaró que los 28.700 millones
de pesetas anunciados para financiar en tres años el Plan de Promoción
y Estabilidad del Profesorado Universitario elaborado por el Gobierno
es una cantidad "absolutamente suficiente para corregir esta situación",
y precisó que dicho Plan ha sido bien acogido por las centrales
sindicales, los rectores, las comunidades autónomas y la comunidad
académica en general, "porque no sólo da respuesta a una
situación de precariedad, sino que consigue mejorar la calidad
de la enseñanza".
Jorge
Fernández subrayó que la puesta en marcha de este Plan permitirá,
en el año 2002, que las universidades no sólo financien
la situación de los profesores en precario, sino también
cumplir con los objetivos de Maastricht, al reducir a cero la deuda de
las universidades.
"El
Plan de Promoción y Estabilidad del Profesorado tienen todas las
garantías de exigencias de recursos para acabar con una situación
injusta de precariedad laboral y poner en marcha un conjunto de medidas
con el objetivo último de mejorar la calidad de la enseñanza
universitaria en España", concluyó señalando Jorge
Fernández.
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