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Madrid.
JUAN MANUEL BARBERA
Según
los datos de la Asociación Española de Urología (AEU),
un millón y medio de varones españoles, con edades comprendidas
entre los 50 y los 75 años, están en riesgo de padecer un
cáncer de próstata. De hecho, como afirma el presidente
de esta asociación y jefe del servicio de Urología del Hospital
La Fe, en Valencia, Fernando Jiménez Cruz, "es el tumor más
frecuente en los hombres y el tercero en cuanto a mortalidad, tras los
de pulmón y el estómago, por eso es necesario que le prestemos
mucha atención."
Afortunadamente,
en los últimos años, el panorama ha cambiado mucho, ya que
hoy sólo dos de cada diez varones a los que se les diagnostica
un tumor llegan a las consultas con metástasis. La principal consecuencia
de este hecho es el aumento vertiginoso de las tasas de curación.
A
juicio del presidente del Consejo Nacional de la Salud Prostática
(CNSP), Juan José Ballesteros, "esta mejora se ha producido
gracias a las campañas de información entre los varones
españoles, fundamentalmente, durante la "semana de la salud prostática".
Factores
sospechosos.
Aparte
de la vejiga, la próstata es el elemento que más interviene
en la función urinaria del varón. Actúa como una
especie de anillo alrededor de la uretra y es importante dentro del engranaje
de la eyaculación. Por eso, los especialistas piensan que su crecimiento
tiene mucho que ver con la hormona sexual masculina, la testosterona,
y que son aquellos individuos con mayores niveles de esta hormona los
que tienen más riesgo de padecer un problema prostático,
como ocurre con la población afroamericana de EEUU.
Pero
también hay otros factores bajo sospecha:
Herencia.
Existen pruebas de que aquellos hombres que tienen antecedentes familiares
son más proclives a tener problemas prostáticos. Por eso,
los expertos recomiendan realizarse revisiones periódicas a partir
de los 40 años de edad.
Dieta.
Datos epidemiológicos sugieren que aquellas poblaciones como las
orientales -China y Japón, fundamentalmente-, que consumen dietas
pobres en grasas, tienen bajos índices de tumores de próstata.
Se ha observado que al emigrar a EEUU, el riesgo se iguala al de los norteamericanos.
Sol.
Las radiaciones solares son buenas para combatir las anomalías
prostáticas. Como subraya el doctor Jiménez Cruz, "los
países con menos horas de sol son los que cuentan con mayores tasas
de cáncer de próstata, como en Escandinavia."
En
cuanto a los hábitos de vida que irritan la próstata tenemos
a los picantes, el café, el tabaco -su contenido en alquitrán
puede ser nefasto, además, para la vejiga-, el alcohol, montar
en bicicleta, conducir el coche durante muchas horas o practicar el coitus
interruptus
La
mitad de las consultas urológicas en Atención Primaria se
producen como consecuencia de problemas prostáticos, un 75 % de
los cuales se deben a hipertrofia benigna de próstata, un 5 % a
prostatitis y el resto a patología tumoral.
Prostatitis
Inflamación
de la próstata que en ocasiones se acompaña de infección,
suele ocurrir en varones jóvenes y no guarda relación alguna
con la HBP ni con el cáncer. Existen al menos cuatros tipos: prostatodinia,
caracterizada por un mal funcionamiento de los músculos que rodean
la próstata; prostatitis crónica no bacteriana o inflamación
de la próstata; prostatitis crónica bacteriana, infección
que puede afectar también a la uretra y la vejiga; y prostatitis
aguda, que es la más grave, se produce por una infección
y puede poner en peligro incluso la vida del paciente.
Síntomas:
molestias en los testículos, bajo vientre y ano, escozor y tendencia
a orinar más. Si hay prostatitis, aparece de forma brusca, con
escalofríos y fiebre, además de molestias severas al orinar
o imposibilidad de hacerlo.
Tratamiento:
farmacológico con antibióticos y/o antiinflamatorios.
Hiperplasia
Benigna de Próstata (HBP)
Tumor
benigno que constituye la enfermedad más frecuente de la próstata
y se caracteriza por un crecimiento desmesurado de la misma, que comprime
la uretra, impidiendo parcial o totalmente la salida de la orina. Esto
hace que la vejiga tenga que sobreesforzarse, facilitando la formación
de piedras o la infección de ella y/o los riñones.
Como señala
el doctor Jiménez Cruz, "la HBP ocupa, en los países
industrializados, el tercer lugar entre las enfermedades que suponen mayor
gasto sanitario. Y se calcula que más del 80 % de los varones de
50 años recibirá tratamiento en algún momento de
su vida. Eso sí, la HBP nunca puede evolucionar hacia cáncer
de próstata, aunque ambas patologías puedan coexistir."
Síntomas:
retraso en el inicio de la micción, disminución de la fuerza
del chorro y goteo de la orina, vaciamiento incompleto de la vejiga y
retención urinaria. Asimismo, se pueden dar pérdidas de
orina durante la noche (nicturia) y aumento de la frecuencia urinaria
durante el día (polaquiuria). Si no se trata, pueden lesionar la
vejiga y los riñones, provocando una insuficiencia renal.
Tratamiento:
se pueden utilizar fármacos como los alfabloqueantes o los inhibidores
de la 5-alfa reductasa, calentamiento de la próstata con microondas
(hipertermia prostática), dilatación con prótesis
(prótesis endouretral) y aplastamiento con balón (divulsión
prostática). Sin embargo, lo que ofrece mejores resultados a largo
plazo es la cirugía, que puede realizarse a través de la
uretra, en próstatas pequeñas, o de forma abierta, en próstatas
más grandes.
Cáncer
de próstata
Tumor
hormonodependiente que se presenta cuando los andrógenos secretados
por los testículos y la glándula suprarrenal incrementan
la velocidad de su desarrollo.
Diagnóstico:
al tacto rectal, como método diagnóstico, se ha incorporado
ya, con plenas garantías, el antígeno prostático
de superficie (PSA). Aparte de ser menos molesto, porque basta una análisis
de sangre, este marcador es capaz de detectar tumores que antes pasaban
inadvertidos.
Tratamiento:
curable en sus estadíos iniciales con el empleo de cirugía
y/o radioterapia. En el resto se puede alargar la supervivencia utilizando
tratamiento hormonal paliativo.
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