Los Goytisolo, retrato de tres escritores fundamentales Les une el apellido, la sangre y la común dedicación a la literatura. Aparte de eso, incluso en lo que han escrito, los tres hermanos Goytisolo, Juan,

Luis Goytisolo
(a la izquierda),
y el autor
del libro, Miguel Dalmau. (Foto: Magali Berenguer)

Luis y el hace poco fallecido José Agustín, han ido cada uno por su lado. No obstante, la importancia de la obra literaria de cada uno de ellos y la coincidencia familiar justificaban de sobra un ensayo como Los Goytisolo, finalista del premio Anagrama, que acaba de publicar Miguel Dalmau.

Madrid. ANGEL VIVAS
Para su autor, este libro "debería haberse escrito hace veinte años por alguien del mundo universitario; ese libro que no se escribió me habría servido a mí de base. En lugar de eso, me he visto obligado a suplir yo esa laguna".

En cuanto a la importancia de su obra, baste recordar la poesía de José Agustín, con versos que han saltado todas las fronteras y se han convertido en canciones con vida propia, la envergadura de una narrativa como la de Luis, especialmente su novela Antagonía, y el papel como novelista e intelectual de Juan, autor de títulos como Señas de identidad o Reivindicación del conde don Julián. Como intelectual, Juan lo es más bien al estilo francés, no en vano su formación la hizo en buena parte en Francia, alguien que frecuentemente interviene en la palestra de los medios de comunicación sobre las cuestiones de actualidad. Eso ha hecho que Juan tenga algo de personaje, que se haya construído, en cierto modo, un personaje de sí mismo (el transterrado, heredero de Blanco White, que llega a renegar de sus raíces). Algo parecido le ocurre a José Agustín. Luis, por contra, se ha dedicado de una manera ascética a la literatura, casi sacerdotal, como un Flaubert. Para Miguel Dalmau, esas características hacen que el más fiable de los tres en sus testimonios sea precisamente Luis. "Carece de mitomanía -dice el autor-, es de los que dejan que su obra hable por ellos".

En definitiva, Miguel Dalmau ha escrito un libro importante e inusual en el mundo español. Al contrario que en el ámbito anglosajón, aquí no son frecuentes este tipo de trabajos. Una excepción sería el clásico Los Baroja de Julio Caro. El libro tiene algo de biografía, de crítica literaria, de crónica, de estudio académico, organizado todo ello con un estilo narrativo -ha prescindido de las notas a pie de página- lo que hace que se lea con facilidad. Y, por encima de los avatares de los tres protagonistas, describe también el ambiente social, político y cultural de una época, un tiempo en el que no era fácil acceder a los libros. Por esas y otras dificultades, Juan se instaló en París, convirtiéndose en una especie de embajador oficioso de su grupo de amigos españoles. Era Juan el que proporcionaba información y libros a los demás.

Vivencia de la política

La política, naturalmente, no está ausente en el estudio de Miguel Dalmau, pero éste ha tenido el acierto "de negarse a caer en estereotipos, en clichés fáciles", según Luis Goytisolo. Uno de esos clichés es el de considerar a Luis como el más político de los hermanos por haber estado unos pocos años, entre 1956 y 1959 en el PCE, cuando él es el que se ha dedicado de un modo más químicamente puro a lo literario. Sin llegar a una militancia activa, los otros dos han sido durante más tiempo compañeros de viaje de la izquierda; esa relación se ha prolongado, en el caso de José Agustín, por su trato con escritores cubanos.

El pasado, los fantasmas familiares, la presencia del padre y el vacío de la madre, muerta en la guerra civil durante un bombardeo, es algo que aparece en la obra de los tres, pero enfocado de distinto modo. ¿Es posible que lo que les unía no llegara a reflejarse más en sus caracteres? "Siete años de diferencia -explica Luis- ahora son poco, pero en la infancia y adolescencia son mucho. Pero no me choca que se nos reúna en un libro; como autor, a mí también me hubiera interesado hacerlo".

El caso es que aquí están los tres hermanos Goytisolo, en un libro de difícil clasificación, que su autor define como "novela de familia", un libro que analiza desde sus orígenes familiares a su influencia en otros autores, el punto de referencia en que se han convertido. El más entusiasta con la idea de hacerlo y con el resultado final fue José Agustín. Juan pensaba que no debería escribirse hasta que no hubieran muerto, aunque luego colaboró con el autor aportando sus testimonios. Luis, tras advertir que "en una obra de carácter biográfico es casi imposible estar de acuerdo al cien por cien", afirma estar sustancialmente de acuerdo con lo que se dice en un libro que le parece "de gran fiabilidad".

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