Dos imágenes de proyectos de Alvar Aalto presentes en la muestra.

Los sueños de Alvar Aalto

La muestra "Visiones urbanas" recupera en Madrid
los proyectos del arquitecto finlandés

Madrid. Pilar Bravo
La Fundación Ico presenta en Madrid la muestra denominada "Visiones urbanas", dedicada a los proyectos del finlandés Alvar Aalto, considerado como uno de los arquitectos más importantes de nuestro siglo. En la exposición se reúnen más de 50 dibujos y 6 maquetas, a través de las cuales nos adentramos en la peculiar forma de crear el espacio de Aalto, que concibió los volúmenes en perfecta unión con la naturaleza

Alvar Aalto (Finlandia 1898-1976) fue mucho más que un arquitecto, también fue pintor, escultor, y un diseñador de piezas conocidas internacionalmente, que son las que han divulgado parte de su creatividad entre el público español. Pero su concepción arquitectónica del espacio llega ahora a Madrid en forma de dibujos, maquetas y diseños, que el artista finlandés realizó, y que revelan la íntima relación que estableció con la naturaleza en el desarrollo de su trabajo. Un trabajo en el que incidió siempre en la representación del paisaje, como se subraya en la exposición de la Fundación ICO, que recoge el agua, la vegetación, las tierras y las arenas, como los elementos fundamentales que motivaron sus proyectos.

Arquitectura orgánica

Su obra de hecho se considera como impulsora de la denominada arquitectura orgánica, como puede apreciarse en esta muestra donde conocemos tanto su concepción de edificios públicos o culturales, como la de algunas áreas residenciales, e incluso de cementerios. En uno de los proyectos que realizó, la casa experimental de Muuratsalo, que fue su casa de verano y que hoy es la sede de la Fundación Alvar Aalto, vemos la intensa relación que estableció con el paisaje, ya que las formas y los volúmenes se funden plenamente con el bosque que rodea al edificio. En otras realizaciones, el arquitecto estructuró la construcción en función del agua, que o bien lo rodea, o bien forma parte de la concepción global del espacio.

Aalto sintió como un todo la arquitectura, que en sus manos incorporó muchas de sus inquietudes pictóricas, escultóricas, y de diseño (ideó numerosos muebles y objetos para los interiores de sus edificios). La simplicidad y la metáfora, implícitas en su creación, se sumaron a un racionalismo patente en la relación que quiso establecer entre el edificio y sus habitantes. Una pretensión que convirtió en logro, pues tuvo en cuenta desde los valores tactiles de los materiales utilizados, hasta las proporciones espaciales basadas en un perfecto equilibrio entre interiores y exteriores, o entre espacios abiertos y cerrados. También se ocupó de la incidencia de la luz, en la búsqueda de una síntesis y de la equiparación entre luces y sombras.

La relación de Alvar Aalto con España se limitó a algunos viajes que realizó a nuestro país, donde sin embargo su herencia está presente en algunos de los mejores arquitectos del momento, como Rafael Moneo, Juan Navarro Baldeweg, o Fernandez Alba. El impacto de su obra se dejó sentir con gran intensidad desde mediados de los años cincuenta, y durante toda la década de los sesenta.