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Madrid. A. P.
¿Uno
de los planteamientos actuales es si el sistema español de ciencia
y tecnología tiene capacidad para absorber a los científicos
e investigadores que el mismo está formando?
La verdad
es que en España, durante los últimos diez años más
o menos, la apuesta en formación de investigadores ha sido muy
intensa. Y no se hicieron previsiones sobre su posible absorción.
Pero creo que si el sistema español sostiene una expectativa de
expansión, se puede mantener esa apuesta, y una gran mayoría
de los buenos investigadores podrían tener acomodo, si quieren,
en España. Digo si quieren, porque sucede que los investigadores
pueden optar por trabajar en otros países, ya que en esta profesión
es fundamentalmente internacional.
¿Cuál
debería ser esa expectativa de expansión, que hay que mantener?
Que la
inversión en I + D creciera en cuatro o cinco años hasta
el 2% del Producto Interior Bruto (PIB). Este indicador supone siempre
la suma de la inversión del sector público y del sector
privado. Creo que ese camino es la única posibilidad, tanto para
la absorción del personal investigador como para la ciencia y la
investigación española en su conjunto.
Procesos
selectivos
Otra
polémica actual afecta al sistema de selección, dentro del
cual, según los críticos, se estarían dando casos
de endogamia, sobre todo en la universidad.
Las
reformas estructurales en los procesos de selección son esenciales.
No porque haya que pensar que las personas que están obteniendo
plazas en las universidades no se lo merezcan. Ese no es el punto de vista.
Lo que hay que hacer es abrir el sistema a una competencia clara, porque
el problema de la endogamia a veces no se transmite bien. Hay quien habla
de endogamia buena y de endogamia mala.
¿Cuál
es, entonces, en su opinión, el fondo de la cuestión?
Estamos
hablando de un problema estructural. Y el problema estructural es que
las organizaciones científicas españolas, universidades,
consejos, todas ellas, deberían, por un lado, estar abiertas a
cualquiera que encuentre como un posible objetivo competir por un puesto
en ese lugar. Y, por otro lado, las organizaciones científicas
deberían rivalizar, ellas mismas entre sí, por conseguir
los mejores profesionales.
Sistema
abierto
¿Por
qué no es así y dónde entra la endogamia para que
no lo sea?
Lo
que sucede es que, a veces, el horizonte de los profesionales se convierte
en llegar a ocupar una plaza en el organismo del que han salido. Y eso
resulta bastante poco acorde con lo que es el mundo científico
e investigador. Este es mucho más abierto, mucho más universal.
Está mucho más movido por una selección seria de
aquellas personas que realmente interesan a las instituciones en cada
momento, incluso en los niveles más iniciales, por no hablar también
de las categorías más "senior"; eso es otra cuestión
fundamental.
¿Qué
influencia puede tener esta política en los investigadores que
no encuentran plaza en el sistema español?
Resumiendo:
los científicos que tenemos formados se verán muy beneficiados
por dos cosas. Una es la expansión del sistema, con más
puestos en el sector público y en el sector privado, por un incremento
de la comunidad investigadora. Esta es, creo yo, la gran apuesta de futuro
de la sociedad española: apostar por la sociedad del conocimiento.
Y la otra son la reformas estructurales, de manera que estas que más
dinámico el sistema de provisiones y de acceso a los puestos.
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