A la salud por la alimentación
 
La nutrición es una disciplina médica en contínuo cambio, pero hay una serie de normas básicas permanentes que aseguran una buena dieta.
La alimentación es tan importante que si dos niños nacieran con una carga genética idéntica, aquel que estuviera mejor nutrido alcanzaría la mayor talla final. Esta es una de las conclusiones expresadas por las doctoras Clotilde Vázquez, Ana Isabel Cos y Consuelo López Nomdedeu en su libro "Alimentación y Nutrición: manual teórico práctico", que acaban de editar.

Madrid. Juan M. Barberá

La nutrición es una de las disciplinas médicas que registran más cambios; es decir, lo que hoy se postula como válido puede que no sirva en los próximos años,

porque algún investigador se encarga de rebatir los argumentos con datos clínicos. Pero es, precisamente, de este dinamismo de donde nacen los contínuos avances que se van produciendo y el que estemos ante una especialidad en contínuo cambio.

En todo caso, la avalancha de información generada en los últimos años sobre la nutrición -normalmente estamos bien alimentados pero mal nutridos- y las propiedades de los alimentos, "ha provocado bastante desinformación que es preciso aclarar, como señala la doctora Clotilde Vázquez, del hospital Severo Ochoa, de Leganés Madrid), que ha editado junto a las doctoras Ana Isabel Cos y Consuelo López Nomdedeu el libro "Alimentación y Nutrición: manual teórico práctico".

"Uno de los objetivos principales", dice la doctora Vázquez, experta en endocrinología, "es desterrar esas modas que aseguran que abusando de uno o determinados alimentos se previenen enfermedades o se pierden kilos fácilmente. Y es imprescindible que la población general sepa que lo único que garantiza un buen estado de salud es el equilibrio nutricional".

Necesidades orgánicas

Para lograrlo, es fundamental adquirir una serie de conocimientos básicos sobre qué son los alimentos y los nutrientes y por qué y en qué cantidades los necesita nuestro organismo. Según Clotilde Vázquez, con estos conocimientos básicos se podrá conseguir la alimentación más adecuada para cada persona. En este sentido, subraya, es muy importante cuidar la alimentación de los niños porque, entre otras cosas, puede influir decisivamente en su crecimiento y en su desarrollo cerebral.

En lo que a los niños se refiere, uno de los objetivos de la nutrición es apoyar un crecimiento sano, pero no es el único factor que influye en él. El crecimiento, como señala la doctora Clotilde Vázquez, es un fenónemo biológico complejo. La talla final y el peso -que será proporcionalo si no existe obesidad- depende de diversos condicionantes. El primero es de tipo genético, ya que la dotación cromosómica que heredamos de nuestros padres contiene la programación de nuestras posibilidades de desarrollo y este límite, en la actualidad, no se puede rebasar.

Sin embargo, las posibilidades genéticas se ven modificadas por una serie de factores ambientales y el más importante es la nutrición, aunque también influyen el estado de salud, el entorno afectivo, el ambiente socioeconómico o el clima, por poner sólo algunos ejemplos; y la hormona de crecimiento actúa como regulador indispensable en este proceso.

La alimentación es tan importante que si dos niños nacieran como una carga genética idéntica, aquel que estuviera mejor nutrido sería el que alcanzaría la mayor talla final.

Como es obvio, una cosa es alimentarse y otra nutrirse, aunque las dos provengan del mismo sustrato: el acto de comer. En realidad, los nutrientes son todas aquellas sustancias que son esenciales para mantener la salud del organismo, pero que el cuerpo no es capaz de sintetizar por sí mismo. De esta forma, la única manera de adquirirlas es a través de los alimentos.

Dieta diaria

Para mantener nuestra salud a tono, necesitamos ingerir energía y, además, que nuestra dieta diaria incluya alrededor de 50 nutrientes. Todas estas sustancias deben provenir de hidratos de carbono, lípidos (grasas), proteínas, vitaminas y minerales. En una dieta equilibrada, las proteínas deben aportar un 15 % de la energía, mientras que las grasa no deben sobrepasar el 30-35 %.

Por lo que respecta a vitaminas y minerales, lo forman una legión de 13 y 20 sustancias, respectivamente, que no suministran energía al organismo, pero que controlan funciones tan importantes de éste como la formación de huesos y dientes o para, en el caso de las vitaminas, la transformación de los alimentos en energía.

La fibra, por su parte, es un componente de la dieta que contiene celulosa e hidratos de carbono no digeribles, puesto que no se absorben. Pan integral, verduras y frutas son los principales proveedores alimentarios.

Nuevos hábitos.

Sin embargo, los médicos advierten que los hábitos alimentarios de la población están empeorando, sobre todo, por la incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar. Este logro social y personal ha traído como consecuencia que casi nadie coma en casa, que los niños lo hagan en el colegio y que ni siquiera por las noches -por cansancio u otra razón- se coma de forma equilibrada. Como señala el vicepresidente de la Fundación Hispana del Corazón, doctor Juan Cosín Aguilar, la falta de tiempo, el ritmo de vida actual, el estrés y las prisas, han inclinado a las familias a adoptar nuevas formas de cocina y organización, que no siempre son las más saludables. "Yo creo, que ha descendido la calidad de la alimentación de la familia entera, incluídos los hijos. Lo que ocurre es que esta situación no es exclusiva de España ya que en todos los países de nuestro entorno el asunto de la alimentación es un caos".

A la pregunta de si es posible cambiar esta situación, el doctor Cosín Aguilar responde que sí. "En la Fundación hemos publicado un libro, en el que una serie de prestigiosos cocineros nos han preparado menús cardiosaludables que se pueden hacer en 25 minutos;es decir, está especialmente indicado para aquellos que comen mal por falta de tiempo". Un ejemplo, el desayuno de los niños debería incluir un vaso de leche entera sola o acompañada de cacao, fruta - a ser posible lavada pero sin pelar para conservar las vitaminas de la cáscara-, un trozo de pan bañado con aceite de oliva, con azúcar, sal o miel, según el gusto de cada cuál. Si no se quiere fruta, se puede tomar un zumo y también tomarse cereales o galletas enriquecidas con fibra.

Cada vez se recalca más la importancia de la fibra para la salud; el pan integral, las verduras y las frutas figuran entre los alimentos con alto contenido de fibra.