Un año para Borges

Exposiciones, ediciones y homenajes recuerdan en el centenario de su nacimiento al escritor argentino



Madrid. Angel Vivas

1999 va a ser también un año de muchos centenarios, de Velázquez a Goethe, pasando por La Celestina, o ¿por qué no? Humphrey Bogart. Uno, que ya ha empezado a celebrarse y que dará que hablar a lo largo del año, es el de Borges, que cumpliría cien años el próximo 24 de agosto. Hace unos días, se ha clausurado una exposición fotográfica dedicada al gran escritor argentino en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y se preparan más exposiciones, ediciones y homenajes.

En marzo, se inaugurará en Venecia la exposición Un siglo de Borges, que recorrerá diversas capitales europeas y americanas (París, Nueva York...) hasta recalar en Buenos Aires en agosto. No faltarán tampoco las ediciones. Desde la continuación de sus obras completas en la prestigiosa La Pléiade, hasta la publicación de su epistolario juvenil y de un álbum fotográfico por el Círculo de Lectores o la reedición de todos sus títulos en formato de bolsillo que está llevando a cabo Alianza Editorial.

Sin duda, éste es el mejor homenaje que cabe hacerle a un escritor desaparecido, acercarle a los lectores. Borges es un patrimonio cultural de la humanidad del que no se debe privar a ninguna generación, un autor llamado a permanecer más allá de las modas y las controversias coyunturales. Quizá lo más llamativo de Borges es su carácter único, su acusadísima personalidad que impide afiliarlo a ninguna escuela; Borges es un universo cerrado en sí mismo. No tiene que ver con el boom iberoamericano, aunque aquella oleada sirvió para que en España lo recuperáramos. Cuando tantos autores desbrozaban las selvas del realismo mágico, Borges nos brindaba la lección de la concisión, de la palabra justa, de la erudición y la imaginación inagotable, de la inteligencia fría que, sin embargo, podía llegar a ser emocionante. Sus ficciones y sus poemas son un legado que no deja de asombrar a nuevos lectores.

Pero, además, a la extraordinaria riqueza de la obra borgiana se unía en su caso una personalidad fascinante, una explosiva mezcla de vastísima cultura, sentido del humor e independencia de criterio que le llevó muchas veces a ir contracorriente. Ese carácter independiente alimentó cierto mito periodístico, el de sus anécdotas y boutades, recogidas en algunos libros, y quizá contribuyó también a que no recibiera nunca el premio Nobel. Pero su conservadurismo de caballero del siglo pasado, un conservadurismo que, por otra parte, lindaba con el anarquismo, no le impidió tener el mayor respeto por parte de los escritores de izquierdas. Borges siempre estuvo por encima de sus propias opiniones, y eso habla muy alto de su calidad literaria. O quizá es que, como él mismo dijo a propósito de Cortázar, "nos separaban cuestiones sin importancia, opiniones políticas".






Una de las fotografías exhibidas en la muestra-homenaje a Borges del Círculo de Bellas Artes de Madrid