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"Harri
I, 1991". Granito (160x120x120 cm.). Colección del artista. "Homenaje a Balenciaga, 1990". Acero (246x84x172 cm.). Colección del artista. |
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La
arquitectura musical |
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Un total de 170
piezas del escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924)
se exponen en las salas del Museo Reina Sofía de Madrid, en una
muestra retrospectiva dedicada a este creador que resume medio siglo de
su trayectoria artística. Obras en acero, alabastro, madera, granito,
terracota, así como dibujos y relieves, se suceden en un recorrido
que ha sido concebido con un montaje espectacular, y que sintetizan el
trabajo desarrollado por el artista desde 1948 hasta 1998. |
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Madrid.
Pilar Bravo La exposición permite una mirada reposada sobre el proceso de creación de uno de los escultores más destacados de nuestro siglo, que implica un aprendizaje global de las técnicas escultóricas, así como una concepción sensitiva de la profunda escala humana que se desprende de las monumentales obras de este creador. La fuerza de la materia, la construcción arquitectónica de la escultura, la reflexión sobre el espacio, y la fascinación por los efectos de la luz sobre las superficies, son algunos de los elementos que definen la obra de Eduardo Chillida, un escultor de dilatada creación, cuya trayectoria fascina al contemplador que penetra en su trayectoria, a través de las obras expuestas en el Museo Reina Sofía de Madrid. La muestra, que recorre 50 años de trabajo, ha sido estructurada con un criterio cronológico que abarca desde las primeras obras realizadas a finales de los años cuarenta en terracota, yeso y piedra, que reproducen fragmentos del cuerpo humano, hasta las últimas realizaciones, monumentales y trabajadas en piedra, que están concebidas para llenar de presencias algunos grandes espacios abiertos. La concepción arquitectónica de la escultura está presente en el trabajo de Chillida desde sus primeras creaciones figurativas aunque se afianzó definitivamente a partir de los años cincuenta con los primeros trabajos abstractos que realizó en hierro, y más tarde en madera ya en la década de los sesenta. Siguiendo la tradición de la escultura en hierro -"dibujada en el espacio" de Julio González- Chillida, que inició en Madrid unos estudios de arquitectura que después abandonó para dedicarse al dibujo, ha reflexionado constantemente sobre el espacio, y también sobre la incidencia de la luz en la escultura. Esencias mágicas Hasta tal punto está presente la concepción del espacio en este creador, que ha sido capaz de penetrar con su acción escultórica en los rincones de la naturaleza para sacar de ella algunas esencias mágicas. Esta inquietud le ha llevado a intervenir directamente en los paisajes, porque en estos escenarios la materia se identifica con el propio espacio, dando lugar a obras como "Los peines del viento" en San Sebastián, "El elogio del Horizonte" en Gijón, o "La casa de Goethe" en Francfort. También le ha impulsado a plantearse un impresionante proyecto, consistente en horadar la montaña de Tindaya en la isla canaria de Fuerteventura. En esta idea, que está siendo cuestionada por algunos grupos ecologistas, se contiene uno de los pensamientos constantes del artista: el de "crear un lugar sacando la materia pero metiendo el espacio". Pero al margen de estas grandes obras, monumentales, asimiladas por la naturaleza, la preocupación espacial de Chillida se evidencia muy especialmente en unas hermosas obras realizadas en alabastro, que dieron origen a la serie titulada "Elogio de la luz", y que fueron inspiradas en un viaje que realizó a Grecia donde quedó fascinado por los efectos de transparencia de algunas piezas de la Antigüedad Clásica. La síntesis entre escultura y arquitectura que consigue Chillida, y que es lo que denomina "construcción", origina un ritmo musical en su creación, al tiempo que se empapa de matices líricos. En estas piezas, el sentido monumental, también patente, no tiene una relación directa con el tamaño de la pieza, sino con la energía interior que deriva de la escala humana con la que trabaja el escultor. Hay obras como la titulada "Elogio a la arquitectura", realizada en alabastro en 1968, en la que se resume el deseo del artista de dar origen a construcciones dinámicas del espacio, ajenas a las tradicionales rigideces geométricas. Consigue este objetivo a través de sencillas estructuras de la geometría (en este caso un cubo) en las que se recortan, se horadan, y se crean nuevos espacios, La luminosidad del alabastro por otra parte, le permite crear juegos de volúmenes, de espacios interiores y exteriores, y de formas en sombra o empapadas de luz. El sonido del espacio Si el alabastro le interesa como un material de infinitas posibilidades líricas, lumínicas, y constructivas, el hierro le atrae por sus cualidades de dureza, resistencia y textura, además de por mantener con su uso la tradición de la forja. De hierro es la pieza titulada "La casa de Johan Sebastian Bach"en la que se evidencia la relación de la obra de Chillida con la arquitectura, pero también con la música, otra disciplina que le fascina: "..Bach es un arquitecto, un constructor como Masaccio o Mantegna. Trabaja con el tiempo y con el sonido, y con los materiales del arquitecto..." Desde sus primeras realizaciones en hierro, el artista persigue captar el sonido del espacio, y los títulos de muchas de sus realizaciones, como "Silencios", "Músicas de las esferas",...o "Rumor de límites", así nos lo expresan. La
muestra que ofrece el Museo Reina Sofía, además de reunir
una selección de piezas de cierto peso, en ningún caso superior
a las cinco toneladas por las limitaciones del Museo, y de mostrar algunos
de los experimentos de Chillida con materiales como la tierra chamota,
que dan origen a las denominadas "lurras", incluye una amplia
selección de trabajos realizados con o sobre papel. Es el caso
de los relieves llamados "gravitaciones, o los dibujos que abarcan
tanto los trazos o las marcas que realiza con lápiz o con tinta,
como los que plasma a base de cortes de tijera o de collage. |
El Museo Reina Sofía exhibe en Madrid una muestra retrospectiva que resume 50 años de la trayectoria creativa del escultor vasco |
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